La fábrica de fertilizantes se salvó

Miguel Febles Hernández

El olor a amoníaco, el color del humo de la chimenea, el ruido inusual de las máquinas... Cualquier detalle que a otros resultaría imperceptible, constituye para Aldo Azahares Utria una señal inequívoca de que algo puede andar mal en su fábrica, la misma que vio erigir desde los cimientos y echar a andar hace 35 años en el norteño municipio camagüeyano de Nuevitas.

Aldo Azahares Utria, uno de los fundadores, conoce hasta el último detalle de su fábrica.

Ya jubilado, no deja un día de recorrer las enormes estructuras que conforman la Empresa Química Revolución de Octubre, inmersa hoy en un amplio proceso inversionista para devolverle su capacidad de producción original, ascendente a 200 000 toneladas anuales de fertilizantes nitrogenados.

"Ando por los 69 años, pero no podía quedar al margen de esta efervescencia constructiva. Si se rejuvenece la industria, yo también me siento mucho más joven", comenta con picardía quien, contratado por la Dirección Integrada de Proyectos, tiene a su cargo la revisión de la calidad de los trabajos en marcha.

Fotos: Jorge Luis TéllezEl fertilizante que necesita el cultivo del tabaco, en espera de su extracción.

"Ya tendré tiempo de descansar. Entre estos hierros transcurrió toda mi vida laboral, aquí me realicé como ingeniero químico y han sido numerosos los muchachos que he preparado, no solo en el dominio de esta tecnología, sino como buenos trabajadores, que sientan y padezcan por su fábrica."

Esas virtudes fueron, quizás, las que hicieron posible que el colectivo de la Empresa Revolución de Octubre pudiera atravesar días tormentosos y momentos de incertidumbre, para emerger poco a poco de las brumas con un presente ganado a base de perseverancia, creatividad y justo sentido de lo racional.

DEL GOLPE SE SALE CON CONSTANCIA

Desde la puesta en marcha en 1975, la fábrica de tecnología soviética fue explotada de manera eficiente, al punto de alcanzar en 1989 un récord de 232 000 toneladas de nitrato de amonio, su producto líder, destinado a satisfacer fundamentalmente las necesidades de las agriculturas cañera y no cañera.

"El periodo especial constituyó un golpe muy fuerte para este combinado químico", asegura Ignacio Espinosa Santana, su director general.

"Llegó el momento en que algunos pensaban que esto se iba a cerrar. Fueron nuestros trabajadores quienes supieron buscar soluciones internas para diversificar el empleo del nitrato de amonio y hacer otras producciones, en aras de preservar la fuerza calificada y garantizar la solvencia económica de la empresa."

Gracias a la inteligencia colectiva, se logró un fertilizante con un recubrimiento de mayor calidad, lo cual posibilitó su combinación con otros elementos, como el potasio, la zeolita, el fósforo o el calcio, para extender su uso a otras ramas de la agricultura y satisfacer necesidades específicas de los clientes.

"Nos dimos cuenta, explica Ignacio, de que ya no se trataba solo de acometer grandes producciones, sino de diversificarlas y de incursionar en nuevos renglones."

Así, comenzó a elaborarse un nitrato de amonio llamado de grado técnico, con amplia demanda en la producción de emulsiones explosivas, en la cobertura de gases anestésicos para los hospitales y en el cultivo artificial del camarón, por citar apenas algunos ejemplos.

"Después de esto, nos dedicamos a buscar otras producciones químicas de beneficio económico como las soluciones electrolíticas, el ácido nítrico o el nitrato de calcio líquido, este último especial para las hortalizas en las casas de cultivo tapado."

En una carrera de fondo contra las adversidades, los trabajadores encontraron también otras alternativas para salvar la empresa, a través de la fabricación de herbicidas, pintura y una extensa gama de productos de alta demanda popular, como nitrofumán, limpiador, agua de colonia y loción de afeitar.

ILUMINAN LAS LUCES DEL ALBA

Fruto de acuerdos adoptados por la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), la Empresa Química Revolución de Octubre recibió a finales del 2008 un crédito para emprender una reparación capital de las instalaciones industriales, como no se hacía desde 1991, afirma el ingeniero Abilio Jiménez Quiñones, al frente de la Dirección Integrada de Proyectos, entidad encargada de controlar la ejecución del proceso inversionista.

En una primera etapa fueron recuperados los servicios auxiliares de la producción, ya obsoletos, al instalarse tecnología de punta en el sistema de torres de enfriamiento de agua y en otras áreas clave, que inciden de manera favorable en la eficiencia industrial y extienden la vida útil de los equipos.

"De esta forma, añade Abilio, se eliminan cuellos de botella en las operaciones fabriles y se avanza en otros trabajos no menos complejos, como la instalación de compresores y bombas en la base receptora de amoníaco en Pastelillo y la reparación de las plantas de ácido nítrico y de nitrato."

Asegura el especialista que al término de la inversión, prevista para finales del 2011, el combinado estará listo para alcanzar su capacidad inicial. Pero antes, aclara, deben superar un último y nada fácil escollo: la reconstrucción de la torre de perlado del nitrato de amonio de 40 metros de altura.

Vencida esa meta colosal, constituirá todo un símbolo para el colectivo que no se dejó derrotar por las vicisitudes ni los malos augurios, y al cabo de 35 años continúa echando a andar sus maquinarias.

Pero de nada vale haber salvado la fábrica si suceden negligencias como las que ahora se observan en los almacenes, abarrotados de fertilizantes en espera de su extracción.

 

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