Así lo confirma el tercer encuentro que se realiza en Cuba para
examinar la marcha de un proyecto que se desarrolla en las seis
provincias más orientales del país, junto a Villa Clara y Ciudad de
la Habana. Este tiene el propósito de apoyar la enseñanza especial y
facilitar la inclusión o el tránsito de los niños con esa
discapacidad hacia la enseñanza regular.
El proyecto forma parte del programa Vida y salud comunitaria, y
se inserta también en el programa Visión 20-20, organizado por la
Christoffel Blinden Mission (CBM): organización no gubernamental de
alcance internacional con más de un siglo de existencia, entre cuyos
propósitos actuales está llegar antes del año 2020 a todas las
personas que padezcan ceguera curable en el mundo.
La sensibilidad de las autoridades cubanas y el sentido
multidisciplinario con que se han integrado los ministerios de
Educación y de Salud, permiten que ese empeño se consolide cada vez
más, aprovechar mejor el resto visual de niños afectados por baja
visión, insertarlos progresivamente en la enseñanza general
(incluidos los estudios de nivel superior) y aumentar así la calidad
de vida en ellos, tal y como explica la doctora Susana Rodríguez
Masó, representante de Salud en el proyecto.
Tanto este encuentro, como los anteriores (en Camagüey y Santiago
de Cuba) han confirmado el importante rol que continúa desempeñando
el hospital oftalmológico capitalino Ramón Pando Ferrer en la
capacitación y entrenamiento de los equipos de baja visión en el
país.