El Consejo de Seguridad inicia hoy su última semana de actividad
del año envuelto en un controvertido debate sobre la extrema tensión
existente en la península coreana, además de la crisis en Costa de
Marfil.
El órgano de 15 miembros dedicó la víspera dominical a un debate
de casi ocho horas que no logró concertar una posición común en
torno a la aguda tirantez entre Surcorea y la República Popular
Democrática de Corea (RPDC), informó Prensa Latina.
La reunión fue convocada a petición de Rusia y dejó en evidencia
las profundas discrepancias existentes sobre el tema entre varios de
sus miembros permanentes.
Según explicó el embajador ruso, Vitaly Churkin, su país propone
el envío de un emisario de la ONU a Seúl y Pyongyang para sostener
conversaciones con sus autoridades, idea que fue bien recibida por
los miembros del Consejo.
Sin embargo, no sucedió así con la iniciativa de pedir a ambas
partes en pugna el ejercicio de una máxima contención en medio de la
ascendente tensión. La península coreana es escenario de una extrema
tirantez militar derivada de la anunciada intención de Surcorea de
realizar ejercicios bélicos con tiro real en la isla Yonphyong,
similares a los que en noviembre pasado provocaron una respuesta
armada de la RPDC.
En tanto, la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Susan
Rice, reiteró a los periodistas la postura de Washington a favor de
condenar a la RPDC y de respaldar a Surcorea en la realización de
sus maniobras militares en Yonphyong.
La atención a la crisis coreana se agrega a la suscitada por la
situación en Costa de Marfil, donde ya se produjeron choques armados
entre los partidarios de los dos políticos que disputaron el 28 de
noviembre la segunda ronda de las elecciones presidenciales.
Se trata del ex primer ministro Alassane Ouattara, declarado
vencedor de los comicios por la Comisión Electoral Independiente, y
el mandatario saliente, Laurent Gbagbo, a quien el Consejo
Constitucional otorgó la victoria.
El primero fue reconocido como presidente electo por Naciones
Unidas y varias organizaciones regionales africanas, mientras que el
segundo se niega a entregar el poder y hace dos días dispuso la
retirada de los cascos azules de la ONU estacionados en el país.
En una declaración, el secretario general, Ban Ki-moon, dijo el
pasado viernes que esa fuerza cumplirá su mandato y continuará el
monitoreo y documentación de las violaciones de los derechos humanos
y la violencia en Costa de Marfil.
El funcionario calificó de inaceptables las continuas acciones
dirigidas a obstruir y restringir las operaciones de esos efectivos,
recordó que las elecciones fueron ganadas por Ouattara y rechazó los
intentos de Gbagbo para mantenerse en el poder.
El Consejo de Seguridad está integrado por Estados Unidos, Gran
Bretaña, Francia, Rusia y China, como miembros permanentes con
derecho de veto, y Brasil, Líbano, Nigeria, Gabón, Bosnia y
Herzegovina, México, Uganda, Japón, Austria, Turquía.
Estos últimos cinco países abandonarán el órgano el próximo 1 de
enero tras cumplir sus dos años de mandato y serán reemplazados por
Colombia, India, Sudáfrica, Alemania y Portugal, elegidos en octubre
pasado por la Asamblea General.