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El marabú es una plaga en la pequeña isla
OLGA DÍAZ RUIZ
El 80% de las tierras del patrimonio forestal del municipio
especial Isla de la Juventud permanece invadida por el marabú, y la
realidad es que no fue hasta ahora, con el apoyo de bulldozers
facilitados por la isla grande, que el municipio comenzó a enfrentar
la espinosa tarea de contener y eliminar el marabú, asentado durante
años en el territorio.
El
vivero forestal tiene previsto sembrar 662 000 posturas en el 2010.
En medio de estas circunstancias, la Unidad Empresarial de Base (UEB)
Forestal, que pertenece a la empresa integral de la agricultura,
desarrolla la silvicultura a partir de su vivero forestal y de la
creación de 13 fincas con este mismo objetivo, pero las cosas no
marchan como se concibieron, pues apenas se lograron reforestar unas
355 hectáreas de un plan de 588 en la época óptima para esta
actividad, del 21 de junio al 31 de octubre. Como nos comentó un
experto, ¿de qué vale entonces sembrar nuevas posturas si no se
detiene de manera definitiva la expansión del marabú?
LA SILVICULTURA, ¿UNA SOLUCIÓN?
Lo cierto es que el vivero forestal La Jungla Jones, con
capacidad para un millón de posturas, cuenta hasta la fecha con 646
000 de ellas listas para plantar en distintas áreas de la Isla,
aprovechando también las tierras improductivas de la industria
citrícola. De esas posturas, casi medio millón pertenecen a la
variedad de pino caribaea o macho, y el resto se distribuye entre
acacias y eucaliptos, explica Bienvenido Medina, director del
vivero.
El
80% de las tierras del patrimonio forestal de la Isla está invadida
por el marabú.
En un intento por cerrar filas ante el avance del marabú, se
potencia la siembra de las especies seleccionadas, con un periodo de
crecimiento relativamente rápido en comparación con otras
variedades, siendo el pino el de más lenta evolución.
También se emplea como madera y tiene propiedades energéticas,
aunque este territorio, que no por gusto se nombró antes como Isla
de Pinos, actualmente depende de las semillas traídas desde la más
occidental de las provincias para su siembra. En el caso de la
acacia, además de ser un árbol maderable, su floración sirve para la
producción de mieles; mientras el eucalipto se utiliza para el cuje
del tabaco, precisó Medina.
Si
no se acaba de manera definitiva con el marabú, la siembra de nuevas
posturas no dará frutos.
LA RAMA INDUSTRIAL
En este contexto, la industria forestal pinera, ya deprimida por
décadas de abandono, se enfrenta además a dos problemas
fundamentales, la escasez de materias primas y el deterioro de la
maquinaria. Si bien los huracanes han afectado las naves y las
plantaciones, sobre todo los bosques adultos, que son los que se
aprovechan al máximo en el aserrío Camilo Torres —con una plantilla
de 27 operarios—, poco se puede hacer cuando varias máquinas son ya
centenarias y se han mantenido funcionando por la iniciativa de sus
trabajadores.
La madera que se procesa en el aserrío —esencialmente de pino— es
en bolo con un grueso de 20 centímetros aproximadamente para la
fabricación de tablas, y las de mayor grosor, consideradas maderas
rollizas, se emplean en las construcciones rústicas.
Muchas
de las máquinas del aserrío son ya centenarias.
Estas producciones están destinadas a la construcción —sobre todo
de espacios habitables—, a la defensa, el turismo, comunales, la
carpintería, el sector funerario, para la fabricación de insumos de
transporte y envase de los surtidos agrícolas, entre otras
asignaciones.
Sin embargo, en estos momentos, la industria está prácticamente
paralizada por la escasez de limas planas —que son de importación—,
y la situación crítica con la asignación del combustible.
Simplemente, "no sabemos cuando empezamos a producir de nuevo con
regularidad", precisó Cándido Colomar Hernández, director de la UEB
Forestal.
No se trata de un criterio prejuiciado, pero es obvio que la
situación y los resultados demuestran que están todavía lejos de
articular una respuesta contundente frente a la plaga que constituye
hoy el marabú, y de esa manera no darán el salto productivo que el
país espera de ellos. |