La IX Cumbre Iberoamericana efectuada en La Habana, en 1999, alertó tempranamente sobre la gravedad de la crisis económica que, originada en Estados Unidos, golpea especialmente a los países subdesarrollados.

Ese fue también el escenario para el nacimiento de la Secretaría de Cooperación Iberoamericana (SECIB), con sede en Madrid, para realizar seguimiento permanente, mayor control y mejor coordinación de la cooperación existente entre los Estados Miembros, reporta Prensa Latina.

Aquella Cumbre sesionó bajo el lema central Iberoamérica y la situación financiera internacional en una economía globalizada y, ante el cataclismo que ya se avizoraba, tomó varios acuerdos como fortalecer políticas macroeconómicas orientadas a reducir desigualdades.

También llamó a revertir la brecha tanto entre países desarrollados y en vías de desarrollo como entre los segmentos poblacionales de mayores y menores ingresos.

Afirmaron que continuarían impulsando el fortalecimiento del multilateralismo, la promoción de la solidaridad internacional; el trato especial y diferenciado el comercio internacional libre, no discriminatorio y equilibrado y los procesos de cooperación e integración.

Los mandatarios abogaron en aquella ocasión por una solución justa y duradera al problema del endeudamiento externo de las economías de sus naciones.

En la XIV Cumbre, efectuada en San José bajo el lema Educar para Progresar, destacaron que la inversión en educación es prioritaria, y se comprometieron a hacer esfuerzos para aumentar la inversión social y ampliar el financiamiento de la educación.

La XVI Cumbre que tuvo su sede en Montevideo abordó como tema principal, Migraciones y Desarrollo, asunto sobre el cual se firmó un compromiso para el tratamiento integral de las migraciones internacionales basado en el respeto de los derechos humanos de los migrantes.