Datos de ingresos divulgados por el gobierno estadounidense
demuestran que las remuneraciones en ese país disminuyeron para
todas las franjas de ganancias anuales en el 2009, excepto en el
sector más alto, donde aumentaron drásticamente, a pesar de que la
nación se encuentra bajo los efectos de una aguda crisis económica y
financiera.
El analista financiero David Cay Johnston reveló nada más y nada
menos, que el promedio de ingresos de los norteamericanos de la capa
más alta (los que ganan más de 50 millones de dólares por año) ha
llegado a un promedio de más de 250 millones.
También las últimas estadísticas gubernamentales indican que
millones de trabajadores desempleados no percibieron ningún ingreso
el año pasado. De cada 34 estadounidenses que tuvieron ingresos en
el 2008, uno no ganó ni un solo dólar en el 2009.
El impacto real de estas cifras se percibe cuando se
contextualiza en la situación actual por la que atraviesa la
sociedad norteamericana, expuesta a altos índices de pobreza, cuya
tasa ocupa el tercer lugar en este aspecto entre las peores naciones
desarrolladas, de acuerdo con un informe de la Organización para la
Cooperación y Desarrollo Económicos.
El número de estadounidenses que viven en la pobreza se dispara,
pero también los millones de los millonarios. Tal realidad es la
esencia del capitalismo salvaje: hacer cada día más ricos a los
ricos y a los pobres más desvalidos.