En otro ejercicio de superación admirable, Osleni Guerrero volvió
a coronarse en un escenario insospechado que puso patas arriba con
su arte. El espigado capitalino conquistó el II Torneo Bicentenario
de México y demostró a todas luces por qué aspira a convertirse en
el primer badmintonista cubano que asista a unos Juegos Olímpicos.
En Río de Janeiro’16, seguramente; o en Londres’12¼
quizás.
De ello ofrece pistas su éxito en la capital azteca, aunque
también es obvio que nos dice mucho más. Y revela, por ejemplo, cómo
madura a pasos agigantados un muchacho que, aún antes de proclamarse
monarca juvenil panamericano en el 2008, ya era valorado por los
expertos como un talento excepcional.
Porque no solo se trata esta vez de que haya obtenido cinco
triunfos en línea frente a rivales mucho más contrastados como el
guatemalteco Kevin Cordón (segundo en el ranking del área); sino que
encima lo hizo superando casi siempre la adversidad: ante
contendientes respaldados por la afición local o luego de haber
comenzado perdiendo, incluso, el set inicial.
Fue así como, tras vencer al filipino Christopher Flores (21-15 y
21-10) en su primera presentación, derrotó al mexicano Job Castillo
(14-21, 21-18 y 21-17), al guatemalteco Cordón (16-21, 21-9 y 23-21)
y al también anfitrión Andrés López (21-7, 19-21 y 21-15), antes de
batir al neozelandés Bjorn Seguin (17-21, 21-19 y 21-17) en la
final. Un triunfo, este último, que le permite añadir 1 700 puntos a
su acumulado en el escalafón mundial (7575.6) para mejorar
notablemente el escaño 175 que poseía hasta la semana pasada, según
el sitio web de la Federación Internacional (www.bwfbadminton.org).
Con ello, además, no cabe duda de que Osleni anda en el camino
correcto para escalar al podio de los Juegos de Guadalajara’11 y
—quién sabe si— avanzar más allá. Al fin y al cabo, ha cumplido solo
21 años y al igual que el badminton cubano tiene algo más por
determinar: el techo.