"Rectificación
de errores y tendencias negativas", no era una consigna ni tampoco
una muletilla. Se trataba de la política revolucionaria que exigía
aquel tiempo, antes de la desaparición de la Unión Soviética y del
campo socialista. Fidel, una vez más, se empeñaba en perfeccionar la
Revolución y desarrollarla, desbrozando la mala hierba que veía
brotar en el campo económico y administrativo. Por ese entonces,
hará poco más de cuatro lustros, el bloqueo no atenazaba con tanto
furor como ahora porque el petróleo, entre otras cosas, y el
intercambio comercial justo con la URSS y otros países llamados del
"Este" compensaban las dificultades. De manera que los llamados
"cambios" no se adoptan hoy por sugerencia externa, sino por
soberanía y está demostrado su antecedente.
La mencionada política de rectificación que adoptaba el Gobierno
Revolucionario fue acogida con responsabilidad y parecía que en
breve tiempo la planificación, comercio y conductas administrativas
que entorpecían el curso ascendente de la Revolución, y procurarían
más bienestar a la población, estaban como quien dice "a la vuelta
de la esquina".
Pero, acontecimientos al parecer impensables, mencionados ya,
cambiaron el andamiaje económico existente. La administración yanki
y los discípulos o cómplices y compartes europeos auguraron la
inmediata caída de la Revolución Cubana y redoblaron sus criminales
leyes como la Torricelli y la Helms-Burton. Hasta libros escribieron
los enemigos de la Revolución de origen cubano, contando los días
finales de "Castro". La historia es fundamental para conocer el
presente y el futuro de los pueblos, aunque por aquel entonces
también se aseguró "el fin de la Historia".
Cuba cambió, realmente, atenazada como estaba. La Dirección de la
Revolución tuvo que hacer malabares inmediatos para sobrevivir y
salvar las conquistas fundamentales sustentadas por un pueblo
decidido a defenderlas; de ahí aquello de que "los frijoles son más
importantes que los cañones". Del mal, el menor y sin demasiada
demora la corrección: esa corrección detenida por el desenlace
inesperado de los años 90, es la que hoy proyecta los lineamientos
de la política económica y social que ahora el pueblo tiene en sus
manos previo al VI Congreso del Partido Comunista de Cuba:
El modelo de gestión económica dándoles facultades a las empresas
que antes no las tenían, de acuerdo con los lineamientos propuestos
a discusión, privilegia los mecanismos económico-financieros sobre
los eminentemente administrativos, lo cual suprime la carga de
controles formales e ineficientes que actualmente realizan las
empresas. Claro que el incremento de las facultades de las empresas
estará asociado a una mayor responsabilidad con los recursos
materiales y financieros que ellas han de manejar.
Es tan amplio este punto que las empresas tendrán independencia
para la aprobación de las plantillas. Pero ¡ojo! , esto no quiere
decir que por su libre arbitrio nombren al personal a su antojo,
sino que ante la igualdad de oportunidades se seleccione de acuerdo
con la idoneidad demostrada, un principio justo, ético y eficiente,
que la Revolución Cubana ha propugnado y propugna firmemente, como
salvaguarda de su propia existencia. A esos valores de igualdad
social y de género no se renunciaría jamás.
Políticas macroeconómicas, que requieren la atención a vínculos
establecidos o por establecer, sobre importaciones y exportaciones,
también se aligeran de cargas burocráticas, como señalan los
lineamientos. Otros elementos básicos a cambiar tales como
monetarios, cambiarios, fiscales y de precios, por ejemplo, pasan
por la nueva concepción. Mas estos, por su complejidad requerirán,
como plantea el texto pacientemente elaborado, estudios y
aplicación, por pasos.
Variada —como variados y múltiples son los problemas a resolver—
es la atención que proponen los lineamientos a casi todos los
"dolores de cabeza" que aquejan a la Revolución y al pueblo en
materia económica y social. Para mencionar uno, ahí está el de la
vivienda, caso que concierne a gran parte de la población urbana y
rural. Si bien no ofrece una varita mágica para resolverlo, marca
pautas para solucionar los entuertos que han llegado en más de un
caso, o en muchos casos, hasta a la ilegalidad y el soborno.
Sin embargo, no pocos, en cuanto a vivienda, pueden tener una
solución bastante rápida y además hermosa. En este último caso está
avalada una solución factible, por el punto 274 de los lineamientos,
sobre Viviendas. Este dice: "Deberá prestarse atención especial al
aseguramiento de los programas de vivienda a nivel municipal, a
partir de las materias primas existentes en cada lugar y las
tecnologías disponibles para fabricar los materiales necesarios". O
sea, la instancia municipal, actuando en pro de su comunidad para
mejorarla y embellecerla. Al leer este punto pasó por mi mente el
paisaje de Bayamo y otros municipios de la provincia de Granma (y no
será el único); allí muchas de sus casas en vez de "cubiertas" –esa
denominación burocrática y fea, para referirse a los techos— lucen
bellas con sus tejas rojas, españolas o francesas, que se pueden
producir y de hecho se producen, en pequeños talleres, algunos casi
completamente artesanales, así como losas de cerámica para los
pisos. Es solo un ejemplo de muchos que podrían enumerarse pero no
es el caso hacer un inventario.
Precisamente, una Comisión (Arquitectura) de la Unión de
Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), creada hace años para
combatir lo mal hecho en nuestro entorno urbano en materia
constructiva, ha realizado estudios al respecto que tal vez podría
ayudar en los municipios. Como ese punto, los lineamientos plantean
otras vertientes que no requieren complejos análisis matemáticos
como la política monetaria o deudas y créditos.
Si bien la situación actual no es la de los años 90 para la
rectificación de errores y tendencias negativas, a esta de hoy la
favorece la experiencia acumulada y el hecho real de que un país
sitiado ha podido resistir y salir airoso y hasta vencedor. Tengamos
en cuenta que, a diferencia de entonces, hoy el imperialismo yanki
no puede, aunque quiera y lo promueva, hacerse de gobiernos títeres
a su antojo, o a "trocha y mocha" en Nuestra América. Por otra
parte, países hermanos de África y Asia, se agigantan.
Sin chovinismo, habría que preguntarse: al fin y al cabo ¿qué
sería del Tercer Mundo sin el ejemplo de resistencia de Cuba? Ahora,
no basta resistir sino vencer, con virtud ejemplar y el trabajo,
como heroísmo cotidiano. Esa es la divisa que plantean los
Lineamientos. Trabajo y virtud en cualquier puesto.