Historia y realidad presente

Marta Rojas
marta.rr@granma.cip.cu

"Rectificación de errores y tendencias negativas", no era una consigna ni tampoco una muletilla. Se trataba de la política revolucionaria que exigía aquel tiempo, antes de la desaparición de la Unión Soviética y del campo socialista. Fidel, una vez más, se empeñaba en perfeccionar la Revolución y desarrollarla, desbrozando la mala hierba que veía brotar en el campo económico y administrativo. Por ese entonces, hará poco más de cuatro lustros, el bloqueo no atenazaba con tanto furor como ahora porque el petróleo, entre otras cosas, y el intercambio comercial justo con la URSS y otros países llamados del "Este" compensaban las dificultades. De manera que los llamados "cambios" no se adoptan hoy por sugerencia externa, sino por soberanía y está demostrado su antecedente.

La mencionada política de rectificación que adoptaba el Gobierno Revolucionario fue acogida con responsabilidad y parecía que en breve tiempo la planificación, comercio y conductas administrativas que entorpecían el curso ascendente de la Revolución, y procurarían más bienestar a la población, estaban como quien dice "a la vuelta de la esquina".

Pero, acontecimientos al parecer impensables, mencionados ya, cambiaron el andamiaje económico existente. La administración yanki y los discípulos o cómplices y compartes europeos auguraron la inmediata caída de la Revolución Cubana y redoblaron sus criminales leyes como la Torricelli y la Helms-Burton. Hasta libros escribieron los enemigos de la Revolución de origen cubano, contando los días finales de "Castro". La historia es fundamental para conocer el presente y el futuro de los pueblos, aunque por aquel entonces también se aseguró "el fin de la Historia".

Cuba cambió, realmente, atenazada como estaba. La Dirección de la Revolución tuvo que hacer malabares inmediatos para sobrevivir y salvar las conquistas fundamentales sustentadas por un pueblo decidido a defenderlas; de ahí aquello de que "los frijoles son más importantes que los cañones". Del mal, el menor y sin demasiada demora la corrección: esa corrección detenida por el desenlace inesperado de los años 90, es la que hoy proyecta los lineamientos de la política económica y social que ahora el pueblo tiene en sus manos previo al VI Congreso del Partido Comunista de Cuba:

El modelo de gestión económica dándoles facultades a las empresas que antes no las tenían, de acuerdo con los lineamientos propuestos a discusión, privilegia los mecanismos económico-financieros sobre los eminentemente administrativos, lo cual suprime la carga de controles formales e ineficientes que actualmente realizan las empresas. Claro que el incremento de las facultades de las empresas estará asociado a una mayor responsabilidad con los recursos materiales y financieros que ellas han de manejar.

Es tan amplio este punto que las empresas tendrán independencia para la aprobación de las plantillas. Pero ¡ojo! , esto no quiere decir que por su libre arbitrio nombren al personal a su antojo, sino que ante la igualdad de oportunidades se seleccione de acuerdo con la idoneidad demostrada, un principio justo, ético y eficiente, que la Revolución Cubana ha propugnado y propugna firmemente, como salvaguarda de su propia existencia. A esos valores de igualdad social y de género no se renunciaría jamás.

Políticas macroeconómicas, que requieren la atención a vínculos establecidos o por establecer, sobre importaciones y exportaciones, también se aligeran de cargas burocráticas, como señalan los lineamientos. Otros elementos básicos a cambiar tales como monetarios, cambiarios, fiscales y de precios, por ejemplo, pasan por la nueva concepción. Mas estos, por su complejidad requerirán, como plantea el texto pacientemente elaborado, estudios y aplicación, por pasos.

Variada —como variados y múltiples son los problemas a resolver— es la atención que proponen los lineamientos a casi todos los "dolores de cabeza" que aquejan a la Revolución y al pueblo en materia económica y social. Para mencionar uno, ahí está el de la vivienda, caso que concierne a gran parte de la población urbana y rural. Si bien no ofrece una varita mágica para resolverlo, marca pautas para solucionar los entuertos que han llegado en más de un caso, o en muchos casos, hasta a la ilegalidad y el soborno.

Sin embargo, no pocos, en cuanto a vivienda, pueden tener una solución bastante rápida y además hermosa. En este último caso está avalada una solución factible, por el punto 274 de los lineamientos, sobre Viviendas. Este dice: "Deberá prestarse atención especial al aseguramiento de los programas de vivienda a nivel municipal, a partir de las materias primas existentes en cada lugar y las tecnologías disponibles para fabricar los materiales necesarios". O sea, la instancia municipal, actuando en pro de su comunidad para mejorarla y embellecerla. Al leer este punto pasó por mi mente el paisaje de Bayamo y otros municipios de la provincia de Granma (y no será el único); allí muchas de sus casas en vez de "cubiertas" –esa denominación burocrática y fea, para referirse a los techos— lucen bellas con sus tejas rojas, españolas o francesas, que se pueden producir y de hecho se producen, en pequeños talleres, algunos casi completamente artesanales, así como losas de cerámica para los pisos. Es solo un ejemplo de muchos que podrían enumerarse pero no es el caso hacer un inventario.

Precisamente, una Comisión (Arquitectura) de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), creada hace años para combatir lo mal hecho en nuestro entorno urbano en materia constructiva, ha realizado estudios al respecto que tal vez podría ayudar en los municipios. Como ese punto, los lineamientos plantean otras vertientes que no requieren complejos análisis matemáticos como la política monetaria o deudas y créditos.

Si bien la situación actual no es la de los años 90 para la rectificación de errores y tendencias negativas, a esta de hoy la favorece la experiencia acumulada y el hecho real de que un país sitiado ha podido resistir y salir airoso y hasta vencedor. Tengamos en cuenta que, a diferencia de entonces, hoy el imperialismo yanki no puede, aunque quiera y lo promueva, hacerse de gobiernos títeres a su antojo, o a "trocha y mocha" en Nuestra América. Por otra parte, países hermanos de África y Asia, se agigantan.

Sin chovinismo, habría que preguntarse: al fin y al cabo ¿qué sería del Tercer Mundo sin el ejemplo de resistencia de Cuba? Ahora, no basta resistir sino vencer, con virtud ejemplar y el trabajo, como heroísmo cotidiano. Esa es la divisa que plantean los Lineamientos. Trabajo y virtud en cualquier puesto.

 

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