El presidente boliviano, Evo Morales, llamó este lunes en Santa
Cruz a acabar con los golpes de Estado en Latinoamérica y el mundo,
en su mayoría propiciados por las embajadas de Estados Unidos.
Al inaugurar la IX Conferencia de los ministros de Defensa de las
Américas, Morales recordó que en 2008 su gobierno fue víctima de
esos planes, organizados por el representante de Washington, Philip
Goldberg, a quien expulsó del país, reporta Prensa Latina.
También la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA), agregó,
respaldó a los grupos conspiradores, por lo que también cesaron sus
operaciones en el país andino.
Morales rememoró que hasta la fecha fueron registradas esas
asonadas en Venezuela (2002), Bolivia (2008), Honduras (2009) y
recientemente en Ecuador. Sólo en Tegucigalpa, aclaró, tuvieron
éxito, cuando el imperio norteamericano impuso un gobierno ilegal y
antipopular.
El dignatario reflexionó sobre la agenda del foro de los
titulares de las carteras de Defensa sobre el mantenimiento de un
clima de paz y seguridad a favor de las democracias en la región, lo
cual no es posible si se estimulan y organizan golpes de Estado.
Un desafío de esta IX Conferencia, remarcó, es que terminen los
golpes de Estado en América Latina y el mundo. Esas maniobras,
añadió, ahora están dirigidas a desestabilizar a gobiernos
revolucionarios.
Al respecto, Morales condenó la más reciente reunión de la
ultraderecha en Washington, el pasado 17 de noviembre, en la que
algunos congresistas como el republicano Connie Mack alentó el
magnicidio contra el presidente venezolano, Hugo Chávez.
Aseveraciones como esa, dijo, son propias de un asesino confeso,
a quien responsabilizo si atentan contra la integridad física del
presidente hermano (Chávez).
Morales condenó además que, en 1962, la Organización de Estados
Americanos (OEA) haya expulsaso a Cuba por el carácter socialista de
su Revolución, una medida que hoy llaman a adoptar los nuevos
enemigos de procesos similares en Venezuela, Bolivia, Ecuador y
Nicaragua.
A su juicio, la actual doctrina del imperialismo es contra la
Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América (ALBA), un
mecanismo de integración que propicia la complementariedad y la
solidaridad, lejos de la competitividad.
Estamos en la época de la descolonización, donde la democracia,
la paz y la seguridad deben ser garantizadas por los propios
pueblos, con soberanía, sin intervencionismos, remarcó.
Morales también instó a un profundo debate de la Conferencia
sobre la necesidad de eliminar las bases militares extranjeras en la
región, que utilizando como pretexto la lucha contra el narcotráfico
avasallan a los indígenas originarios y sus luchas por
reivindicaciones sociales.
Al respecto recordó que, en sus años de parlamentario, intentaron
obligarlo a firmar una resolución que garantizaba total inmunidad a
los funcionarios estadounidenses en Bolivia, una carta abierta para
matar en el caso de las fuerzas especiales antidrogas, opinó.
La nueva democracia en Bolivia, agregó, se sustenta en la primera
Constitución Política del Estado aprobada en las urnas por el pueblo
en 2009, y que defiende los principios de soberanía, igualdad social
y equidad.
Sobre otro de los temas de la cita de ministros de Defensa, la
cooperación regional ante desastres naturales, Morales
responsabilizó al sistema capitalista de los daños a la Madre Tierra
(Pachamama).
También alertó que el ser humano no podría subsistir sin el
planeta, de ahí la responsabilidad de todos -y no sólo de las
fuerzas armadas- de preservar el medio ambiente, ante el desarrollo
irracional y la explotación desmedida de recursos naturales por
parte de los países industrializados.
En la apertura del encuentro, el ministro de Defensa de Bolivia,
Rubén Saavedra, precisó que paz, equidad y cooperación serán los
ejes temáticos de las deliberaciones hasta el próximo jueves.
Asimismo recordó la necesidad de brindar mayores espacios de
participación a mujeres e indígenas en las filas de las
instituciones castrenses.
La primera conferencia de ministros Defensa de las Américas se
celebró en 1995, en la localidad de Williamsburg, Estados Unidos.
Los otros encuentros tuvieron por sede Bariloche, Argentina
(1996), Cartagena, Colombia (1998), Manaus, Brasil (2000), Santiago,
Chile (2002), Quito, Ecuador (2004), Managua, Nicaragua (2006) y a
Banff, Canadá (2008).