El presidente egipcio, Hosni Mubarak, aconsejó a Estados Unidos
no invadir Iraq en 2003, comentaron este lunes medios locales al
poner en duda la credibilidad de un libro de memorias del ex
mandatario George W. Bush.
Periódicos, canales televisivos y sitios digitales de Egipto se
hicieron eco del desmentido del portavoz de la presidencia, Suleiman
Awad, quien rechazó las aseveraciones contenidas en el volumen
Decision Points con relatos y anécdotas del polémico ex gobernante,
reporta Prensa Latina.
Awad negó categóricamente que Mubarak haya dicho a Bush que el
Iraq gobernado por Saddam Hussein poseía armas de destrucción masiva
y, al contrario, le aconsejó a él y a otros funcionarios suyos que
invadirlo sería una violación flagrante del derecho internacional.
En declaraciones reproducidas por la agencia oficial de noticias
MENA, el vocero presidencial puso en duda la veracidad de lo dicho
por Bush y que fue usado como pretexto para la invasión militar de
marzo de 2003, aunque a la postre nunca se hallaron tales arsenales.
Según la versión del ex presidente, Mubarak había alertado a
Tommy Franks, entonces comandante de las tropas norteamericanas en
Medio Oriente, que Iraq tenía armas biológicas y que era seguro las
iba a usar contra nuestras tropas.
Además, escribió que el mandatario egipcio rechazó hacer pública
esa alegación por miedo a provocar protestas en el mundo árabe, pero
la inteligencia de un líder de Medio Oriente que conoció bien a
Saddam tuvo impacto en mi razonamiento.
Sin embargo, Awad añadió que Mubarak alertó a su entonces
homólogo norteamericano que la incursión militar en la nación
mesopotámica no sería una misión fácil para Washington dada la
eventual resistencia obstinada en la que Iraq emplearía todas sus
armas y municiones.
Ante lo que dejó traslucir como terquedad del inquilino de la
Casa Blanca, Mubarak optó por invitar a Egipto al ex presidente
George Bush, padre del primero, para abundar en las consecuencias de
invadir Iraq y pedirle las trasmitiera a su hijo para disuadirlo,
dijo Awad.
Bush suscitó comentarios burlescos un día antes de que vieran la
luz sus memorias cuando en una entrevista se autodefinió como
disidente dentro de su administración porque se opuso a la guerra en
Iraq, aunque terminó por desatarla e internacionalizarla.