La ley que ha provocado la mayor controversia sobre migración y
racismo contra latinos, tanto en Estados Unidos como en México,
puede tener el efecto de enviar a decenas de miles de indocumentados
a prisión, lo cual potencialmente podría generar cientos de millones
de dólares en ganancias para las empresas de cárceles privadas, que
se encargan de alojar a las víctimas de la ley, informó NPR.
La llamada ley SB1070 está congelada por los tribunales, pero si
finalmente es apoyada por el sistema judicial, obliga a que las
fuerzas de seguridad pública en el estado arresten y encarcelen a
todo individuo que al ser detenido, no pueda comprobar que ingresó
al país de manera legal.
Aunque la gobernadora Jan Brewer y líderes legislativos estatales
como el senador Russell Pearce se atribuyen el crédito por promover
esta ley, después de una extensa investigación de documentos, tanto
del gobierno como empresariales, y de entrevistas con algunos de los
participantes en este esfuerzo legislativo, NPR descubrió que hubo
un esfuerzo silencioso detrás del escenario para ayudar a redactar y
aprobar la SB 1070 por una industria que saldría beneficiada: la de
prisiones privadas.
Las empresas de prisiones tenían un nuevo modelo de negocios para
encerrar a los inmigrantes indocumentados. Y el plan se volvió en la
ley de inmigración de Arizona, afirmó en su reportaje la cadena
nacional de radio pública.
NPR reveló que aunque Pearce dice que la SB 1070 fue su idea, en
lugar de negociarla en la legislatura, el senador estatal la
presentó primero ante una reunión privada de empresarios y
legisladores estatales en Washington llamada American Legislative
Exchange Council (ALEC). Entre los miembros influyentes de esa
asociación está la Corrections Corporation of America (CCA),
la empresa de prisiones privadas más grande del país. Fue ahí donde
se le dio forma a la idea de Pearce, algo que los participantes
orgullosamente describen como resultado del trabajo cooperativo
entre legisladores y el sector privado. En cuatro días se elaboró el
proyecto de ley modelo en esa reunión de empresarios y legisladores
estatales y cuatro meses después, ese modelo de ley se volvió, casi
palabra por palabra, en la ley de inmigración de Arizona.
Pero ahí no acabó. La empresa CCA contrató a un poderoso
cabildero en Arizona, mientras 36 legisladores declararon de
inmediato su apoyo al proyecto de ley (dos tercios de ellos también
estaban en la reunión de ALEC o son miembros de esa asociación). Y
de pronto, según NPR, también empezaron a fluir donaciones
financieras electorales para políticos favorables a la ley (30 de
sus patrocinadores recibieron donaciones de CCA y de otras dos
empresas de prisiones privadas).
La misma gobernadora Brewer también tiene vínculos con estas
empresas: su vocero y su director de campaña son ex cabilderos de
empresas de prisiones privadas.
Los ejecutivos del CCA, reporta NPR, creen que la detención de
inmigrantes es el próximo gran mercado para ellos, y en un informe
de la empresa del 2009, afirman que esperaban generar una porción
significativa de sus ingresos a través de la agencia federal de
inmigración y aduanas encargada de detener migrantes.
El presidente de otra de estas empresas, el Geo Group, en una
teleconferencia con inversionistas, felizmente comentó sobre las
oportunidades a nivel federal en torno a la migración. Esta gente
que cruza la frontera y que es atrapada tendrá que ser detenida, y
para mí, por lo menos así lo considero, habrá mejores oportunidades
para lo que nosotros hacemos. O sea, el negocio de encarcelar
migrantes.
Hace un mes, el Center for American Progress Action Fund,
una ONG y centro de análisis político en Washington, publicó una
investigación en su sitio Think Progress sobre el papel de la
industria carcelaria privada en la promoción de la SB 1070. CCA,
señaló, estaba por recibir más de 74 millones en fondos públicos
para administrar centros de detención de migrantes en el año fiscal
2010, y que la prosperidad de esa empresa en el futuro dependerá
cada vez más de aumentar el número de migrantes enviados a las
prisiones.
Think Progress advirtió que CCA y otras empresas parecidas
canalizan fondos para promover proyectos de ley idénticos a SB 1070
en varios estados del país, sobre todo en Tennessee, Florida,
Colorado, Oklahoma y Pennsylvania.
Las revelaciones de hoy demuestran que la detención de
inmigrantes en Estados Unidos no es impulsada por la justicia sino
por una industria de prisiones privadas que busca cómo lucrar con el
encarcelamiento de nanas y jardineros, denunció Ali Noorani,
director ejecutivo del Foro Nacional de Inmigración en Washington.
(Tomado de la Jornada)
*David Brooks es el corresponsal del diario mexicano La
jornada en los EE.UU.