La perreta de ahora se escuda en el hecho de que "estos países no
son un buen ejemplo respecto a lo que en materia de democracia está
sucediendo en América Latina". Lo anterior lo dijo al recibir el
Premio en Defensa de la Libertad de Expresión en la localidad
gaditana de San Fernando, España.
Buen escritor, pero mediocre político, el también Premio Nobel de
Literatura (2010), sacó su veta fascista al decir que "cuando vemos
lo que ocurre en el campo de libertad de expresión, debemos
sentirnos alarmados porque se avanza en unos países y se retrocede
en otros".
De esta forma, el autor de La ciudad y los perros (1962),
dijo que en Cuba, "hace más de 50 años que desapareció (la
democracia), y no hay indicios de que vaya a volver de inmediato".
En cuanto a Venezuela, señaló: "La tierra de Miranda o de
Bolívar, una tierra de libertad, padece ataques feroces a la
libertad de expresión".
No es una casualidad que el literato vasallo del imperio se
"preocupe" expresamente por los asuntos de países como Bolivia,
Ecuador, Argentina y hasta Brasil, naciones que, por demás, luchan
por lograr la igualdad, la cooperación, las relaciones "con todos y
para el bien de todos".
Es su anticomunismo típico. Me parece que más bien de lo que
trata aquí Vargas Llosa es volverse recurrente en la politiquería
barata para caerle bien a los poderosos que lo premiaron y pagaron;
y a sus amigos corruptos y apátridas. Ya una vez el pueblo peruano
lo castigó por ese servilismo sin límites con un NO rotundo, cuando
aspiró a la presidencia de ese hermano país suramericano.
Cuando dice que "hay países que tienen gobiernos nacidos de
elecciones legítimas, pero en ellos la libertad de expresión está
amenazada", ¿llama este reconverso al mercado convocando a
intentonas golpistas que desestabilicen la región? Golpes que
provoquen dictaduras horrendas del pasado como las sufridas por
argentinos, chilenos, venezolanos, cubanos y hasta el derrocamiento
del presidente constitucional hondureño José Manuel Zelaya. Que
provoquen desaparecidos, vuelos de la muerte, secuestro de niños,
homicidios masivos. ¿Ese es el paradigma del "ilustre" autor de
La tía Julia y el escribidor (1977)? Para que el proceso
democrático en América Latina siga avanzando, es necesario impulsar
esas políticas integracionistas a todos los niveles, a pesar de lo
que puedan pensar algunos escritores, o mercenarios de la pluma, por
muy afamados que sean por su literatura.