Señor Presidente:
Graves
e inminentes peligros amenazan la existencia de nuestra especie.
Para preservar la vida humana hay que preservar la paz. Sólo el
empleo de una parte ínfima del enorme arsenal nuclear mundial
implicaría el fin de la especie. La única garantía de que las armas
nucleares no puedan usarse por Estados ni por nadie, será su
destrucción, junto a la generación de armas convencionales de casi
similar letalidad desarrolladas en el período reciente. La única
solución es el desarme.
Para sobrevivir, es imprescindible un salto en la conciencia de
la Humanidad, sólo posible mediante la difusión de información veraz
sobre estos temas que la mayoría de los políticos esconden o
ignoran, la prensa no publica y, que para la gente, son tan
horrorosos que parecen increíbles.
Estamos en una nueva época y, en nuestra opinión, corresponde a
esta Asamblea General, con toda urgencia, como incesantemente pide
Fidel Castro, liderar una movilización mundial para exigir el
respeto al derecho de los seres humanos y al derecho de los pueblos
a vivir.
Construyamos otro orden mundial, fundemos una ética colectiva
basada en la solidaridad humana y la justicia, hallemos solución a
los conflictos mediante el diálogo y la cooperación, cesen el
egoísmo y el despojo que llevan a la guerra y al uso de la fuerza.
Ante el serio peligro, apartemos lo que nos enfrenta o divide y
unámonos para salvar la paz, el planeta y la vida de las futuras
generaciones.
Señor Presidente:
Especialmente en estas circunstancias, la política de los Estados
Unidos contra Cuba no tiene sustento ético o legal alguno,
credibilidad ni apoyo. Así lo demuestran los más de 180 votos en
esta Asamblea General de las Naciones Unidas que en los últimos años
han reclamado que se le ponga fin al bloqueo económico, comercial y
financiero.
En el Informe del Secretario General puesto a nuestra
disposición, más de 180 países y agencias especializadas del sistema
de las Naciones Unidas documentan su oposición a esa política.
El rechazo de América Latina y el Caribe es enérgico y unánime.
La Cumbre de la Unidad, celebrada en Cancún, en febrero del 2010, lo
expresó resueltamente. Los líderes de la región lo han comunicado
directamente al actual Presidente norteamericano. Puede asegurarse
que el repudio expreso al bloqueo y a la Ley Helms-Burton
identifica, como pocos temas, al acervo político de la región.
Visiones igualmente inequívocas han sido refrendadas por el
Movimiento de Países No Alineados, por las Cumbres Iberoamericanas,
por las Cumbres de América Latina y el Caribe con la Unión Europea,
por la Unión Africana, por las Cumbres del Grupo ACP y prácticamente
por cualquier conjunto de naciones que se haya pronunciado a favor
del Derecho Internacional y el respeto a los principios y propósitos
de la Carta de la ONU.
Es amplio y creciente el consenso en la sociedad norteamericana y
en la emigración cubana en ese país contra el bloqueo y a favor del
cambio de política hacia Cuba. Encuestas recientes demuestran que el
71% de los estadounidenses abogan por la normalización de las
relaciones entre Cuba y los Estados Unidos, mientras que el 64% de
ellos y similar proporción de los cubanos residentes en el sur de
Florida, se oponen a la prohibición de viajar a Cuba que conculca
sus derechos ciudadanos.
Señor Presidente:
Como en otros temas, dos años después de haber proclamado el
Presidente de los Estados Unidos "un nuevo comienzo con Cuba", los
hechos confirman que nada ha cambiado, ni ha utilizado sus amplias
prerrogativas para flexibilizar el bloqueo.
Las sanciones contra Cuba permanecen intactas y se aplican con
todo rigor.
En el año 2010, el cerco económico se ha endurecido y su impacto
cotidiano sigue siendo visible en todos los aspectos de la vida en
Cuba. Tiene consecuencias particularmente serias en esferas tan
sensibles para la población como la salud y la alimentación.
Los servicios oftalmológicos cubanos no pueden emplear la Terapia
Térmica Transpupilar, por medio del microscopio quirúrgico, en el
tratamiento a niños que padecen del tumor retinoblastoma, es decir,
cáncer en la retina, porque es imposible adquirir los equipos para
este tratamiento, que sólo pueden ser comprados a la compañía
norteamericana Iris Medical Instruments. Sin esa tecnología, no es
posible tratar el tumor de la retina y que el niño conserve el ojo
afectado.
Los niños cubanos no pueden disponer del medicamento Sevofluorane,
el más avanzado agente anestésico general inhalatorio, o sea
anestesia para operar a los niños, porque a su fabricante, la
compañía norteamericana ABBOT, se le prohíbe la venta a Cuba.
Tampoco se puede adquirir el Tomógrafo de Coherencia Óptica (OCT)
para estudios de retina y del nervio óptico de la firma alemana Carl
Zeiss porque tiene componentes que aporta la compañía norteamericana
Humphrey.
Las onerosas y discriminatorias condiciones que prevalecen para
las compras de alimentos norteamericanos, que supuestamente se
amparan en una excepción humanitaria, mientras se violan todas las
normas del comercio internacional, han repercutido en la drástica
disminución de estas operaciones en el último año. Esta realidad no
sólo perjudica a nuestro pueblo sino también a los agricultores
norteamericanos. Se estaría faltando a la verdad si alguien en esta
sala volviera a calificar de "socio comercial" a un país al que Cuba
no puede venderle ni una dosis de medicamento, ni un gramo de
níquel.
A pesar de que Washington ha autorizado muy selectivamente
algunos intercambios culturales, académicos y científicos, estos
continúan sujetos a severas restricciones y múltiples proyectos de
este tipo no pudieron realizarse debido a las negativas de
licencias, visas y otras autorizaciones. Es poco conocido que se
prohíbe a los artistas cubanos recibir remuneración por sus
presentaciones en este país.
Se ha recrudecido la persecución contra los bienes y activos
cubanos, y contra las transferencias comerciales y financieras desde
y hacia Cuba o que involucran instituciones e individuos
establecidos en nuestro país.
Las multas de los Departamentos del Tesoro y Justicia contra
entidades de su país y de Europa en este último año, por
transacciones realizadas con Cuba, entre otros Estados, superan en
su conjunto los 800 millones de dólares.
El gobierno norteamericano, en una escalada evidente, se ha
apropiado también de transferencias en monedas de terceros países,
como el euro. La confiscación de una transferencia de más de 107 mil
euros pertenecientes a la compañía Cubana de Aviación y realizada
por medio del Banco Popular Español desde Madrid a Moscú, constituyó
un verdadero robo.
El daño económico directo ocasionado al pueblo cubano por la
aplicación del bloqueo, supera en estos cincuenta años los 751 mil
millones de dólares, en el valor actual de esa moneda.
Señor Presidente:
A pesar del rechazo universal a esta política, altos funcionarios
de este gobierno han reiterado que se mantendrá invariable. El
pasado 2 de septiembre, el propio presidente Obama ratificó las
sanciones contra Cuba, aludiendo al supuesto "interés nacional" de
los Estados Unidos. Pero todos saben que la Casa Blanca sigue
prestando mayor atención a los "intereses especiales", bien
financiados, de una exigua minoría que ha hecho de la política
contra Cuba un negocio muy lucrativo.
Es evidente que los Estados Unidos no tienen intención alguna de
eliminar el bloqueo. Ni siquiera se vislumbra la voluntad de su
gobierno para desmontar los aspectos más irracionales de lo que es
ya el conjunto de sanciones y medidas económicas coercitivas más
abarcador y prolongado que se haya aplicado nunca, contra país
alguno.
Históricamente, cada vez que se desploman los pretextos
esgrimidos como supuestos obstáculos al levantamiento del bloqueo
contra Cuba, se sustituyen por nuevas excusas para justificar la
continuidad de una política que es insostenible desde todo punto de
vista.
Muy recientemente, el 19 de octubre, el presidente Obama
calificó, según varias agencias de prensa, de insuficientes los
procesos que, a su juicio, ocurren hoy en Cuba y condicionó
cualquier nuevo paso a la realización de los cambios internos que
quisieran ver en nuestro país.
El Presidente se equivoca al asumir que tiene derecho a
inmiscuirse y a calificar los procesos que hoy tienen lugar en Cuba.
Es lamentable que esté tan mal informado y asesorado.
Las transformaciones que hoy emprendemos responden a los anhelos
de los cubanos y a decisiones soberanas de nuestro pueblo. Van
dirigidas a actualizar y hacer eficiente nuestro modelo económico,
perfeccionar nuestra sociedad, ahondar nuestra cultura y desarrollar
nuestro socialismo. No se proponen complacer los deseos o satisfacer
los intereses del gobierno de los Estados Unidos, hasta hoy siempre
opuestos a los del pueblo cubano.
Para la superpotencia, todo lo que no conduzca al establecimiento
de un régimen que se subordine a sus intereses será insuficiente,
pero eso no va a ocurrir porque muchas generaciones de cubanos han
dedicado y dedican lo mejor de sus vidas a defender la soberanía y
la independencia de Cuba.
El gobierno norteamericano ha ignorado, además, las múltiples
declaraciones y las propuestas presentadas por el gobierno de Cuba,
en público y en privado, que ratifican nuestra voluntad de
establecer un diálogo serio, constructivo, en condiciones de
igualdad y pleno respeto a nuestra independencia.
No se ha respondido sobre los nuevos proyectos de cooperación
presentados durante el año 2010 por el gobierno cubano, para avanzar
en temas de interés común como el combate al narcotráfico y al
terrorismo, la protección del medio ambiente, la prevención de
desastres naturales e incluso en el enfrentamiento a posibles
accidentes en la explotación petrolera en el Golfo de México.
Nuevamente se evade la oportunidad de avanzar en áreas que
beneficiarían a ambos pueblos.
Por el contrario, dicho gobierno ha continuado la arbitraria
práctica de poner a Cuba en las espurias listas, incluida la de
Estados que supuestamente patrocinan el terrorismo internacional,
que fabrica el Departamento de Estado para calificar el
comportamiento de otras naciones. Este país no tiene la autoridad
moral para hacer tales listados, que como regla tendría que
encabezar, ni existe una sola razón para incluir a Cuba en ninguno
de ellos.
El gobierno norteamericano también mantiene el injusto castigo a
los Cinco cubanos luchadores antiterroristas que sufren prisión,
hace más de doce años, en sus cárceles, cuya causa ha concitado la
más amplia solidaridad de la comunidad internacional.
Cuba, que ha sido y es víctima del terrorismo de Estado, reclama
a dicho gobierno que ponga fin al doble rasero y a la impunidad de
que gozan en su territorio los autores confesos de actos de
terrorismo, que se gestaron al amparo de la política anticubana de
ese país, concebida con fines de desestabilización, en los años 60,
y que incluyó el sabotaje, el secuestro, el asesinato y la agresión
armada. Ello sería una verdadera contribución al combate
internacional contra ese flagelo.
Señor Presidente:
Es indignante e insólito que la política de bloqueo y subversión
de los Estados Unidos contra Cuba siga siendo guiada por la lógica
del memorando del subsecretario asistente de Estado Lester Mallory,
escrito el 6 de abril de 1960 y desclasificado hace pocos años, cuyo
texto cito:
"La mayoría de los cubanos apoyan a Castro [¼
] No existe una oposición política efectiva [...] El único medio
posible para hacerle perder el apoyo interno [al gobierno] es
provocar el desengaño y el desaliento mediante la insatisfacción
económica y la penuria [...] Hay que poner en práctica rápidamente
todos los medios posibles para debilitar la vida económica [...]
negándole a Cuba dinero y suministros con el fin de reducir los
salarios nominales y reales, con el objetivo de provocar hambre,
desesperación y el derrocamiento del gobierno". Fin de la cita.
Se trata de una política de agresión, cruel y absolutamente
contraria al Derecho Internacional, que este gobierno persiste en
mantener a sabiendas de que causa daños, provoca sufrimiento y viola
los derechos humanos de todo un pueblo.
No es una cuestión bilateral, como suelen repetir los
representantes norteamericanos. Su marcado carácter extraterritorial
está refrendado en las leyes y existen sobrados ejemplos de la
aplicación de las medidas coercitivas a ciudadanos y entidades de
terceros países.
El bloqueo, por su naturaleza y su amplitud, califica como un
acto de genocidio, en virtud del artículo II de la Convención de
Ginebra de 1948 para la Prevención y la Sanción del Delito de
Genocidio; y también como un acto de guerra económica, de acuerdo
con la Declaración Relativa al Derecho de la Guerra Marítima
adoptada en 1909.
Es un acto hostil y unilateral que debe cesar unilateralmente.
Una vez más, a nombre del pueblo de Cuba, solicito a los
representantes de todos los países aquí reunidos votar a favor del
proyecto de resolución que tengo el honor de presentar con el título
"Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y
financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba".
Señor Presidente:
Los cubanos nos sentimos orgullosos de nuestra obra. Si esta
guerra económica, aunque provoca privaciones, no cuesta vidas
humanas y no consigue causar un daño traumático y generalizado a
nuestra población, es gracias al esfuerzo y sacrificio de los
cubanos y a la voluntad y el empeño de su Gobierno.
A pesar de que la persecución económica constituye el obstáculo
principal para el desarrollo del país y para la elevación de los
niveles de vida del pueblo, Cuba muestra resultados innegables en la
eliminación de la pobreza y el hambre, en índices de salud y
educación que son de referencia mundial, en la promoción de la
igualdad de género, en la libertad y el bienestar equitativo de los
cubanos, en el consenso social, en la participación democrática de
los ciudadanos en las decisiones del país, en la reversión del
deterioro ambiental, y en el de-sarrollo de la cooperación
internacional con un centenar de países del Tercer Mundo.
Cuba pudo declarar aquí, hace pocas semanas, un elevado y
excepcional cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
Estos resultados, alcanzados por Cuba, aún son una utopía para una
gran parte de la población del planeta.
Los cubanos asumimos nuestro destino histórico con optimismo,
compromiso y creatividad. Nos inspiran los sentimientos de paz,
justicia y solidaridad que caracterizan a nuestro pueblo, y la
amistad con que el mundo se identifica con nuestra isla libre y
rebelde.
Cuba seguirá dispuesta a entablar relaciones de paz y respeto con
los Estados Unidos, como las que disfruta con la inmensa mayoría de
la comunidad internacional y con todo el hemisferio.
Cuba no cejará jamás en la denuncia del bloqueo y no dejará de
reclamar el derecho legítimo de su pueblo a vivir y trabajar por su
desarrollo socioeconómico en condiciones de igualdad, en cooperación
con el resto de las naciones, sin cerco económico ni presiones
externas.
Cuba agradece a la comunidad internacional la firme solidaridad
con nuestro pueblo, segura de que algún día se hará justicia y no
será necesaria ya esta resolución.
Muchas gracias.