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Siria asegura trabajar para impedir violencia en Líbano

El presidente de Siria, Bashar Al-Assad, aseguró que su país trabaja para impedir un potencial rebrote de la violencia en el vecino Líbano, donde una investigación judicial acentúa hoy las tensiones políticas.

En declaraciones difundidas este martes por el periódico Al-Hayat, Al-Assad reconoció que la situación política en el Líbano no es buena, sino más bien problemática, debido a las acciones emprendidas por el Tribunal Especial de la ONU para ese país (TEL).

Jueces del TEL que investigan el asesinato del ex primer ministro libanés RAfiq Hariri, ocurrido el 14 de febrero de 2005, manifestaron su intención de juzgar a miembros del movimiento opositor Hizbulah (Partido de Dios) por presunta implicación en aquel atentado, informó Prensa Latina.

Damasco, dijo el presidente, es conciente de que cualquier enfrentamiento en un momento dado destruirá al Líbano, e insistió en que actualmente estamos trabajando para asegurar que allí no ocurra eso.

Siria mantuvo emplazadas tropas en el Líbano desde 1975, a pedido de las autoridades que entonces gobernaban en Beirut, pero las retiró dos meses después de la muerte violenta de Hariri debido a fuertes presiones de potencias occidentales y grupos afines libaneses.

El gobierno de Al-Assad negó categóricamente desde entonces todo vínculo con el asesinato del padre del ahora primer ministro libanés, Saad Hariri, quien en septiembre pasado reconoció que fue un error acusar a Damasco y que lo hizo llevado por motivaciones políticas.

La justicia siria emitió hace varias semanas una orden de captura contra 23 personas, incluidos libaneses y extranjeros, para procesarlos por ofrecer falso testimonio a la mencionada corte.

Sin embargo, la insistencia del TEL a continuar su trabajo a partir de la eventual implicación de Hizbulah agravó el siempre volátil ambiente político libanés, porque ese partido de la resistencia chiita advirtió que responderá enérgicamente a cualquier acción en su contra.

Ante el temor de que el Líbano albergue una guerra civil similar a la registrada de 1975 a 1990, se intensificaron los esfuerzos diplomáticos regionales, incluido un encuentro del propio Al-Assad con el rey Abdulah bin Adbel Aziz Al-Saud de Arabia Saudita.

El reino wahabita, del que los Hariri poseen ciudadanía, es un importante apoyo para el gobierno libanés, mientras la nación de los Omeya reconoce públicamente tener estrechos lazos con Hizbulah, de ahí que ambos discutan la suerte del TEL y vías para evitar un conflicto.

 

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