Solo por la imposibilidad de importar cargas explosivas para el
punzado de los pozos de petróleo, la Mayor de las Antillas dejó de
producir durante el 2009 más de 480 000 barriles del crudo, por un
valor de 20 millones de dólares al precio promedio de venta de ese
año.
INNICOR Subsurface Technologies, fabricante canadiense,
realizaba el suministro de estas cargas en el año 2007, pero fue
adquirido por una empresa norteamericana.
En el 2008 el Estado cubano logró ofertas de otra firma
canadiense, LRI Perforating Systems Inc; sin embargo, en
octubre del 2009, antes de formalizar el primer contrato, también
esta fue absorbida por una entidad de Estados Unidos, la DMC (Dynamic
Materials Corporation).
¿Coincidencia? "La industria del petróleo, en general la
energética, constituye uno de los pilares de la economía; por tanto,
el bloqueo incluye disposiciones especialmente concebidas para
evitar su desarrollo. La política de asedio ha sido planeada para
que las pérdidas en esta producción determinen que resulte imposible
sostenerla", asegura Rafael Tenreyro-Pérez, jefe de Exploración de
Cubapetróleo.
El ejemplo anterior revela cómo esa obsesión impidió que uno de
los pocos productores de estas cargas de perforación ofreciera a
Cuba el acceso a tal tecnología, lo cual no pasa de ser una pequeña
muestra del ensañamiento, del impacto de todo un complejo de
medidas.
"La industria del petróleo requiere alta tecnología, las mejores
prácticas y el modo más seguro posible. Pero el bloqueo limita la
importación de tecnología de punta; la que usamos (también de punta)
hemos de adquirirla a precios mucho más elevados, pues la cantidad
de empresas que presta ese servicio se reduce notablemente y los
equipos han de ser diseñados específicamente para nuestra nación.
"El gobierno de Estados Unidos prohíbe a las empresas
norteamericanas asociarse a Cubapetróleo en la exploración y
producción del crudo. Y a la par ejerce presiones sobre las de otros
países que operan y producen petróleo en Cuba.
"Por si no bastara, la industria petrolera norteña es una de las
principales y, prácticamente, no existe ningún elemento tecnológico
importante que no tenga componentes Made in USA. De modo que los
suministradores, tanto de tecnología como de servicios, han de
garantizar que cuanto se envíe al archipiélago carezca por completo
de estos, lo cual no perjudica la calidad aunque sí el precio.
"Desde la exploración, descubrimiento de los campos, perforación,
desarrollo, producción, transporte, almacenamiento, tratamiento¼
cada paso requiere alta tecnología. Entonces, no queda otro remedio
sino traer equipos especialmente diseñados para trabajar en Cuba,
sin componentes norteamericanos".
Los propios consorcios del país más industrializado del planeta
son víctimas de esta guerra económica; a ellos también les perjudica
el no poder vender su tecnología, asociarse o invertir. Hasta hoy,
la irracionalidad afecta a ambos, llega hasta los barrenos, las
bombas, los pozos, hasta las mismísimas entrañas de la tierra.