Marcela Suazo, directora regional del UNFPA, explicó que el
informe saca a la luz las vivencias de mujeres que han sufrido
etapas de crisis en países como Bosnia y Herzegovina, Haití,
Jordania, Palestina, Timor Leste y Uganda, pues a menudo son ellas
quienes padecen sus peores consecuencias, asociadas sobre todo a la
violencia de género y a las violaciones sexuales. También abogó por
una mayor participación de las mujeres en los procesos de
negociación y de paz, o en los periodos de reconstrucción de las
naciones, pues "además de víctimas, pueden convertirse en
importantes agentes de cambio".
"Este informe nos recuerda que en situaciones de crisis las
relaciones sexuales pueden no ser una elección, sino motivo de una
violencia que perdura por años con embarazos no deseados, o con
infecciones de transmisión sexual tan letales como el VIH. En las
crisis, donde se debilitan las instituciones del Estado, es
necesario unir esfuerzos para garantizar condiciones mínimas de
seguridad a mujeres y niñas".
Sobre la violencia hacia la mujer en América, Suazo dijo a
Granma que permanece con mucha fuerza en el continente y no
siempre en países con conflictos. "La violencia sexual es la que
menos se denuncia. Debería ser inaceptable para la sociedad y sin
embargo la sociedad la mantiene en silencio, porque ocurre en el
interior del espacio que debería ser de mayor protección: el hogar.
Y por tanto se convierte en un tabú que revictimiza a la persona a
través del tiempo.
Igor Bosc, representante del UNFPA en Haití, consideró pertinente
el hecho de que fuera escogido este empobrecido país del Caribe para
el lanzamiento regional del informe, pues más de la mitad de su
población (52%) son mujeres, que luego del terremoto han sufrido
doblemente la tragedia. Muchas de ellas quedaron desamparadas, o
tuvieron que hacerse cargo de una numerosa familia en el intolerable
hacinamiento en que se vive aún, a diez meses del sismo en los
campos de desplazados de Puerto Príncipe.
Informó Bosc los resultados de una reciente encuesta que develan
cómo la tasa de embarazos creció de un cuatro a un 12% en la zona
capitalina, lo cual añade un reto más a la complicada situación
haitiana: asegurar una atención de salud a las mujeres embarazadas y
a sus hijos, en un país donde los servicios sanitarios colapsaron a
causa de la tragedia. Explicó el representante del UNFPA que esa
alza en la natalidad resulta un comportamiento normal en los lugares
donde se viven periodos de crisis, durante los cuales, entre otros
motivos, se dificulta la distribución de métodos anticonceptivos, y
el hacinamiento y la pobreza delegan a un segundo plano la
planificación familiar.
De ahí la importancia, dijo, de un ordenamiento del territorio.
"Urge una política de población. En el año 1950 vivían en Puerto
Príncipe 15 000 habitantes, ahora sobrepasan el millón. Si
tuviéramos una política de ordenamiento no estaríamos enfrentando
muchos de los problemas actuales. Estamos abogando por una entidad
que dentro del Gobierno analice el tema de la población".
El informe del Estado de la Población Mundial 2010, difiere de
los publicados con anterioridad donde se adoptaba un enfoque
académico y abundaban las cifras. En esta oportunidad son las
mujeres víctimas de conflictos o las que se convirtieron en líderes
de procesos de paz o de reconstrucción, quienes narran sus
experiencias para encender el bombillo rojo de lo mucho que falta
por conquistar a diez años de que el Consejo de Seguridad de
Naciones Unidas aprobara la Resolución 1325, la cual incorporó el
trato infligido a las mujeres y el papel de ellas en la guerra y la
paz, a las consideraciones de seguridad nacional, y a la que solo se
han comprometido 18 de los 192 Estados miembros.