Según Arturo Vázquez Hernández, director de Productos no
Alimenticios del Ministerio del Comercio Interior (MINCIN), la venta
de la ropa y el calzado de trabajo, instrumentos de mano, aperos
para animales, clavos, grapas, alambre y soga, fundamentalmente, se
realiza ahora de forma liberada, en moneda nacional y a precios sin
subsidio.
Las mercancías, producidas en su mayoría por la industria
nacional, se encuentran distribuidas en unas 1 100 unidades de la
red de tiendas minoristas de todos los municipios, incluyendo las
especializadas en productos industriales de las cabeceras
municipales y un importante número de unidades mixtas de las zonas
rurales, en especial en el Plan Turquino.
En la capital se dispusieron cerca de diez unidades de venta,
aunque no con la misma variedad de productos que las del resto del
país, debido a que estas se encuentran más alejadas de las tierras
de cultivo, agregó.
Vázquez también informó que los territorios con mayores
resultados en las ventas son Pinar del Río, Villa Clara, Camagüey y
Guantánamo. Hasta la fecha la comercialización de los productos
alcanza valores de unos 6 000 000 de pesos y los implementos más
solicitados son la ropa y el calzado de trabajo, seguidos por la
lima y los machetes, los cuales gozan de amplia aceptación por parte
de sus destinatarios, destacó.
Dijo, además, que de acuerdo con la experiencia adquirida hasta
el momento, el proceso —resultado de un estudio entre los
ministerios de la Agricultura, la Industria Ligera, la
Sideromecánica y la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños—
marcha adecuadamente y ha repercutido en una reanimación de la
producción nacional.
La oferta, aún insuficiente, se incrementará paralela a la
demanda real y la calidad requerida hasta llegar al plan concebido
de 40 artículos para el próximo año.
En lo adelante se prevé continuar la venta de otros artículos
como la ropa reciclada y los materiales de construcción, así como
fomentar la comercialización de insumos domésticos, útiles del hogar
y materiales para pisos y paredes, sin descuidar la prioridad que
constituyen los instrumentos para la producción agrícola.
La iniciativa llevada a cabo por el MINCIN, no solo acerca al
labriego los implementos que requiere para explotar la tierra, sino
que elimina trabas burocráticas y dilaciones innecesarias que
comúnmente entorpecían su adquisición. Además, contribuye a la
política de ahorro nacional con la sustitución de importaciones.