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El Caupí se hace frecuente
Armando Sáez Chávez
LAJAS, Cienfuegos.— Desde tiempos remotos el hombre incorporó a
su dieta diaria el consumo del frijol. Para el cubano casi es
prácticamente imprescindible que este plato esté en la mesa. Sin
embargo, cada vez es más costosa la importación del grano en el
mercado mundial, de ahí la necesidad de incrementar su producción
nacionalmente.
En
la finca La Lima, de Lajas, existen buenas experiencias.
Los sectores cooperativo y campesino, con la Asociación Nacional
de Agricultores Pequeños (ANAP) al frente, se han convertido en
abanderados de los programas para el desarrollo del cultivo de la
leguminosa, con vistas a sustituir importaciones. También justo es
reconocer su fomento en empresas agrícolas del Estado.
VISITANTE AGRADECIDO
De un tiempo acá, la presencia de una nueva variedad de frijol
viene haciéndose más frecuente cada día en la red de mercados
agropecuarios y puntos de venta de esta provincia. Se trata del
Caupí o Chiclayo (Vigna unguiculata).
De
este cultivo se logran altos rendimientos agrícolas.
Las características agrotécnicas dan cuenta de la resistencia de
esta planta a las plagas. A esta ventaja se suman los altos
rendimientos por hectárea, ser menos exigente a las atenciones
culturales y poderse cultivar todo el año.
Gracias a esas bondades, los productores sureños han acogido muy
bien el desarrollo de este renglón agrícola, según explicó Mario
Scrubb, especialista del Programa de Granos de la Delegación
territorial de la Agricultura.
"Comenzamos a desarrollar esta variedad —precisa— a partir de 15
quintales de semillas traídas desde Sancti Spíritus. Hoy el Caupí,
en ocho variedades, crece en 700 ha de las diferentes formas
productivas del territorio y hasta la fecha se han vendido a la
población más de 400 toneladas, que no alcanzan para satisfacer
completamente la demanda ni de un municipio, pero es un buen
comienzo".
Elsie Montenegro, miembro de la CCS Abel Santamaría, del
municipio de Lajas, es uno de los "enamorados" del cultivo en su
finca La lima. "Es un frijol que se puede guataquear de una a dos
veces; se cierra rápido y es de muy rápido crecimiento; tiene un
ciclo muy corto, es capaz, en 80 días, estar ya de cosecha", agrega
el campesino.
También en la Empresa de Cultivos Varios Horquita prendió muy
pronto la iniciativa. Aquí, según su director Gianny Chávez Salomón,
existen tres caballerías plantadas, que deben reportar no menos de
700 quintales del grano al año.
BUENA ACEPTACIÓN
Varias amas de casa consultadas están a favor de las propiedades
culinarias del Caupí. El consenso general de ellas es que es fácil
de cocinar y con pocos condimentos puede confeccionarse un sabroso
arroz congrí, según ellas, la variante más aceptable en el hogar.
Desde el punto de vista alimenticio, los estudios señalan que su
composición tiene un 25% de proteína, cantidad superior a la del
frijol común. Además de ser rico en hidrato de carbono y otros
nutrientes necesarios para la salud humana.
Sin lugar a dudas, el Caupí llegó para quedarse. Su fomento y
desarrollo constituyen hoy por hoy un granito en el empeño por
reducir cada vez más las 60 000 toneladas de este alimento que es
necesario importar anualmente. |