Ciencia y trabajo para no gastar

Eugenio Pérez Almarales

GRANMA.— Ana Mercedes Vega Albi es una mujer que decidió dedicar juventud y talento a ahuyentar lamentaciones, y en la Empresa Genética Comandante Manuel Fajardo, demuestra que organización y ciencia dan mejores frutos que barcos venidos de distantes parajes.

Máster en pastos y forrajes y responsable de gestión y desarrollo de la entidad, sustituye pienso de importación por masa verde, con la cual logra mayor ganancia en peso en el rebaño elegido para la prueba, compuesto por 30 animales.

Foto del autorAna Mercedes: orden, ciencia y trabajo tienen mucho que ahorrarle al país.

"Al separarse de las madres es cuando más se deprimen. Se produce un estrés que los lleva a no ganar más de 200 gramos diarios, dependiendo, en gran medida, de pienso importado", explica.

"Entonces, con la tutoría del doctor Luis Lamela López, de la Estación de Pastos y Forrajes Indio Hatuey, de Matanzas, me propuse aplicar el silvopastoreo, nunca antes probado en esta exclusiva raza, la Charolais de América, descendiente de ejemplares franceses y muy demandada por la calidad de sus carnes", subraya.

Ana demostró la manera óptima de combinar fuentes frescas: "El marco de plantación adecuado de la leucaena, en áreas de pasto estrella, es de tres metros entre plantas y cinco entre hileras, porque así no desaparece el alimento base".

Foto del autorLos animales reciben nutrientes y sombra de la leucaena, y la consumen libremente.

"Los ejemplares incluidos en el experimento reciben solo medio kilogramo diario de pienso y aumentan entre 400 y 500 gramos por día, el doble de la ganancia en peso de los no beneficiados, a pesar de que estos últimos consumen un kilogramo de alimento concentrado de importación", explica.

"La leucaena, además de aportar importantes nutrientes a los animales, les proporciona sombra, fija el nitrógeno a la tierra; las hojas y ramas caídas —o cortadas cuando superan los dos metros— forman la hojarasca que preserva la humedad y en la cual se desarrollan pequeños animales que contribuyen a airear el suelo", puntualiza.

"Así logramos transformar en una especie de oasis la zona seleccionada en San José del Retiro, que acoge al mayor rebaño Charolais de América", añade.

Insiste en que hay otro principio clave: "Con los primeros claros del día comienza el pastoreo. Los animales pastan desde que sale el sol y hasta que queda suficiente visibilidad para regresarlos a las corraletas, donde cuentan con agua y sales minerales".

Libre de petulancia, Ana Mercedes está convencida de que el orden, la ciencia y el trabajo, aplicables en cualquier potrero de Cuba, tienen todavía mucho que ahorrarle al país.

 

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