Ecuador amaneció hoy con relativa calma tras la crisis desatada
ayer por una sublevación de policías que tuvieron secuestrado
durante varias horas al presidente Rafael Correa, quien considera
los hechos un intento de golpe de Estado.
La actividad vuelve a la normalidad paulatinamente y en el
palacio de Carondelet, sede del Ejecutivo, hay una fuerte presencia
militar.
Además, en las inmediaciones del palacio hay decenas de
seguidores del Jefe de Estado, que fue rescatado anoche por fuerzas
especiales del Ejército y la Policía de un hospital donde quedó
atrapado en medio de las protestas de policías, a las que sumaron
algunos militares, contra una ley que consideran dañina para sus
intereses.
La luz del día dejó ver los daños en el hospital de la policía de
donde fue rescatado Correa: puertas rotas, sillas destruidas,
agujeros de impactos de bala en ventanas, paredes y espacios de
trabajo, y manchas de sangre por todos lados, huellas todas ellas
del enfrentamiento entre los efectivos de los grupos especiales
militares y los policías sublevados.
El piso de la entrada al hospital está totalmente cubierto de
pequeños pedazos de vidrio, al igual que otras zonas del hospital,
donde muchas personas dicen haber pasado ayer "por una las peores
experiencias" de sus vidas.
El olor a gas lacrimógeno permanece en el hospital y todavía
afecta a los ojos y la nariz incluso varias horas después de que
terminara el enfrentamiento que, según la Cruz Roja, dejó dos
fallecidos.
Testigos señalaban que, a tenor del tiroteo escuchado anoche
durante el rescate de Correa, el edificio no estaba tan destruido
como se supondría, por lo que especulaban que tal vez la orden que
tenían los militares era disparar al aire.
Sin embargo, otros terciaban asegurando que sí se disparó a gente
y por ello hay heridos, que Correa cifró en 27 sólo entre las
fuerzas que lo rescataron.
En el piso del primer piso del hospital, octavillas llamando a
unirse a la familia policial en la lucha por sus "derechos"
recordaban el origen de la protesta.
Al Regimiento Quito, donde cientos de policías iniciaron ayer su
protesta, también ha vuelto la normalidad.
En la ciudad, en general, se divisaba poca presencia policial al
iniciar el día.