La historia juzgará a los culpables

QUITO, 1 de octubre.— "No daremos ni un paso atrás, conocíamos los riesgos cuando dijimos ‘vamos a cambiar la Patria’, y si ese riesgo es el de morir, lo asumiremos", aseguró Rafael Correa, presidente de Ecuador, en conferencia de prensa desde el Palacio de Gobierno emitida en vivo por Telesur, después de haber sido rescatado por el Ejército de un secuestro perpetrado por policías amotinados, y derrocar el intento de golpe contra su Gobierno.

Jamás claudicamos, salimos con la frente en alto y con el orgullo de presidir la República de Ecuador, expresó el mandatario, a la vez que afirmó que nadie debe creer que los acontecimientos se basaron en una simple protesta salarial, pues lo que se pretendía era atentar contra su vida y causar un baño de sangre en Quito.

El presidente relató cómo al llegar al Hospital de la Policía, le dieron primeros auxilios, con sueros y antinflamatorios para su rodilla recién operada, la cual le obligaron a doblar, pero también le transmitieron el mensaje de que no podía salir hasta que no revocara la Ley de Servicio Público.

¡Cuánta ignorancia!, exclamó Correa: primero al pensar que un presidente tenía facultades para esto, y segundo al creer que estaban tratando con un cobarde. "Mi respuesta fue clara y repetitiva, yo salgo como Presidente de la República, o como cadáver", reiteró.

Explicó cómo los policías que se le acercaron para negociar desconocían por completo la normativa, nunca la habían leído, y creían que todos los beneficios recibidos por la Revolución Ciudadana, los habían obtenido del ex mandatario Lucio Gutiérrez, con lo cual demostraban quién se encontraba detrás de la sedición.

"Me fueron a ver tres delegaciones, todos salieron tremendamente arrepentidos y reconociendo que habían sido manipulados", detalló el mandatario.

Este fue un intento de golpe de Estado que solo ha logrado que salgamos más decididos, unidos y firmes que nunca, opinó.

Elogió la actitud valerosa de su guardia personal, que lo protegió de todo peligro, y agradeció a las Fuerzas Armadas, que fueron a rescatarlo y a sus compañeros de Gobierno. Sobre todo, manifestó su gratitud al pueblo de Ecuador, por su lección de esperanza.

No habrá perdón ni olvido para los responsables, aseveró el estadista. "Se ha derramado sangre injustificadamente. La historia juzgará a los culpables", concluyó.

 

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