Un balance de la confrontación arroja que el equipo dirigido por
Eduardo Martín logró ofensiva colectiva de 329, al pegar 56 jits en
170 veces al bate, que le sirvieron para fabricar 47 carreras en 39
capítulos. Veintinueve de esos imparables fueron extrabases,
divididos en 16 dobles, dos triples y 11 jonrones.
A la defensa cometió tres errores en 170 lances, mientras el
pitcheo permitió ocho anotaciones, de ellas siete limpias en 42
entradas para un promedio de 1.50. Los lanzadores alcanzaron la
cifra de 47 ponches frente a nueve boletos y los bateadores
contrarios solo pudieron pegarle para 180 de average.
Aunque se trató de un tope de preparación, en el que ambos
cuadros probaron todas sus piezas, algunos juicios pueden emitirse.
A la ahora selección nacional se le ve en óptimo estado físico,
tácticamente tiene variantes y en el orden técnico hay una evolución
en cada jugador, sobre todo en el aspecto ofensivo.
Resta ahora la voz de a jugar en Puerto Rico, donde Cuba, si no
hay más cambios, debe abrir el campeonato premundial y
prepanamericano frente a Venezuela, en la ciudad de Mayagüez.