En las montañas cubanas se encuentra la mayor riqueza de
diversidad biológica de la nación, donde más del 37 por ciento de
las áreas boscosas están en sus zonas.
Son muy relevantes desde el punto de vista biogeográfico,
evolutivo y conservacionista, de acuerdo con el sitio digital
medioambiente.cu
Los cuatro macizos montañosos de Cuba ocupan aproximadamente el
21 por ciento de la superficie del país, están formados por montañas
bajas y medias y el de mayor altitud es el Pico Real del Turquino,
con mil 974 metros.
En el grupo figuran la cordillera de Guaniguanico, en la región
occidental; el macizo de Guamuhaya, en la central; y la Sierra
Maestra y Nipe-Sagua-Baracoa, en la oriental.
Una abundante flora y fauna es una de sus peculiaridades, que se
deben a las propias características generales de los ecosistemas
cubanos de montaña y a su compleja evolución geológica.
Sin embargo, un factor esencial es el hecho de que sean esos
territorios los que mayor tiempo han permanecido emergidos durante
su transformación, lo cual ha posibilitado que en ellos se haya
producido una evolución más prolongada de su biota.
Por esta razón, las elevaciones de Cuba y particularmente las
orientales, están consideradas entre los centros de evolución,
dispersión y endemismo más importantes de las Antillas.
La alta fragilidad de tales ecosistemas, los valores de la
biodiversidad y su papel en la producción de agua, obliga a
diseñarles un modelo de desarrollo sostenible que atenúe y revierta
los problemas ambientales presentes.
Entre estos últimos se hallan la disminución de la cobertura
vegetal, las prácticas inadecuadas en el uso, laboreo de los suelos,
manejo de las cuencas hidrográficas, los impactos de las
construcciones y las infraestructuras, y la explotación de recursos
minerales, especialmente a cielo abierto.