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Hace 50 años Fidel estuvo por primera vez en la
ONU. Con valor y con inteligencia (I)
La llegada y los primeros días en Nueva York
Eugenio Suárez Pérez
La noticia más importante del miércoles 14 de septiembre de 1960
fue aclamada por el pueblo cubano: Fidel viajará a Nueva York y
hablará en la Asamblea General de la ONU. Sería la primera vez que
lo haría. De boca en boca corría: "Fidel va a la ONU".
Bastó el anuncio de que el líder de la Revolución cubana
asistiría a las Naciones Unidas, para que el gobierno de Estados
Unidos adoptara un grupo de medidas que pretendía aislarlo en los
límites de la isla de Manhattan mientras estuviera en Nueva York.
Fidel
recibe la visita del primer ministro soviético, Nikita jruschov.
En reciprocidad a las "medidas de seguridad" que el Departamento
de Estado de Norteamérica dispuso sobre el Primer Ministro de Cuba
mientras durara su estancia en Nueva York, el 16 de septiembre, el
Gobierno Revolucionario implementó el confinamiento del embajador
norteamericano en Cuba, Phillip Bonsal, a un área reducida del
Vedado.
Poco antes de la siete de la noche del sábado 17, y ante un
crecido grupo de periodistas, Cuba da una nueva respuesta a la
recién aprobada Ley Azucarera de Estados Unidos. El Primer Ministro
Fidel Castro y el Presidente Osvaldo Dorticós, firman una Resolución
que nacionaliza un grupo de bancos norteamericanos que operan en
Cuba. En uno de sus POR CUANTO se dice que:
No es posible que una parte considerable de la Banca Nacional
permanezca en manos de los intereses imperialistas que inspiraron la
reducción de nuestra cuota azucarera en un acto de cobarde y
criminal agresión económica.
La llegada de Fidel a
Nueva York
A las 11:18 de la mañana del domingo 18 partió hacia Nueva York
el jefe de la Revolución, quien presidió la delegación cubana en el
XV periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU.
Más de cinco horas esperó la multitud la llegada del avión. Pese
a la pertinaz llovizna, nadie se movió de su puesto. Aproximadamente
500 policías y un número indeterminado de agentes secretos del
Departamento de Estado y la policía local, se congregaron en el
aeropuerto para "proteger" a Fidel.
Más de 100 automóviles, 25 ómnibus y varios camiones, llenos de
cubanos, dominicanos, nicaragüenses, venezolanos y otros, siguieron
el automóvil que trasladó a Fidel hasta la ciudad. Poco después de
las cinco de la tarde llegó la delegación cubana al hotel Shelburne,
donde se hospedaría los días que estuviese en Nueva York.
Los alrededores del hotel habían sido tomados desde la mañana por
fuertes contingentes de la policía metropolitana, quienes
mantuvieron a raya a miles de simpatizantes de Fidel y de la
Revolución cubana que esperaban su llegada al hotel para darle la
bienvenida.
Allí, aparecieron algunos elementos contrarrevolucionarios
profiriendo gritos en contra del líder de la Revolución cubana. La
policía metropolitana, montada a caballo, les brindó fuerte
protección, en tanto impedía que los miembros y militantes del
Movimiento 26 de Julio, del Movimiento de Liberación Dominicana y
otros, se acercaran a la entrada del hotel con el fin de hacer
demostraciones a favor de la Revolución cubana.
Hacia los jardines de
la ONU
Al siguiente día, 19 de septiembre, la gerencia del hotel
Shelburne, le notificó a la delegación cubana que debía abandonar
dicho establecimiento, negándose además a devolver 5 000 dólares
depositados como garantía de pago. La administración del hotel
declaró que para devolver ese depósito tendría que esperar
instrucciones del Departamento de Estado en Washington.
Varios minutos antes de que Fidel abandonara el hotel para
dirigirse a las Naciones Unidas, se detuvo para saludar al
periodista Herbert Matthews, quien había acudido a visitar al
Comandante.
La plática entre ambos se convirtió en una improvisada
conferencia de prensa, dado que los periodistas que aguardaban la
salida de Fidel, se unieron a la conversación.
Varios fueron los temas tratados. Fidel les informa que acampará
en los jardines de las Naciones Unidas o en el Parque Central de
Nueva York, y que resultaba inexplicable tanta grosería y falta de
hospitalidad.
Poco después de las siete de la noche la delegación cubana llegó
al edificio de la ONU y por espacio de casi hora y media Fidel y sus
acompañantes conferenciaron con el secretario general Dag
Hammarskjold. En el curso de la entrevista Fidel le hizo saber las
intolerables descortesías, insolencias y groserías de que ha sido
víctima la delegación cubana.
Fidel preguntó a Hammarskjold que si no creía que "había llegado
el momento de cambiar la sede de las Naciones Unidas para otro
país", a lo que el secretario general respondió con un ligero
movimiento de hombro. Además, Fidel le anunció que le había sido
brindado un hotel en el barrio de Harlem, y que estaba dispuesto a
alojarse en dicho establecimiento, por lo que exigía garantías de
las Naciones Unidas en ese lugar.
Al término de la entrevista, el Secretario General invitó a cenar
a Fidel y sus acompañantes, pero no fue aceptada la invitación.
A las 12:30, la delegación cubana llegó al hotel Theresa, donde
se hospedó los días que permanecieron en Nueva York.
La llegada de Fidel ocurrió entre gritos de millares de los más
humildes habitantes de Nueva York que aclamaron al líder cubano con
gritos de ¡Viva Castro! y
¡Fidel, Fidel, Fidel!
A las 12 y 14 minutos del mediodía del martes 20, apareció frente
al hotel Theresa el Primer Ministro de la URSS, Nikita Jruschov.
Pasó al interior del hotel y se dirigió hasta la puerta de las
habitaciones del jefe de la Revolución cubana, quien lo recibió
personalmente, con fuertes apretones de manos.
Ambos líderes sostuvieron una cordial y animada conversación.
Después del encuentro con el dirigente soviético, Fidel participó en
la sesión de la Asamblea de la tarde de ese martes 20. Y aquí se
produjo el segundo encuentro entre Nikita y Fidel, cuando el primer
Ministro soviético se levantó de su asiento para saludar a líder
cubano. Los periodistas y empleados de las Naciones Unidas
confirmaron que era la primera vez en la historia de ese organismo
que un jefe de Gobierno se levantaba para ir a saludar a otro jefe
de Gobierno.
Una breve entrevista entre ambos en la propia sala de la Asamblea
General acaparó la atención de los delegados de las 97 naciones y de
los más de 2 000 periodistas presentes.
Otros seis días
intensos
Todavía faltaban seis días para que el Primer Ministro cubano
interviniera en la ONU. La tarde del miércoles 21 un grupo de
cubanos partidarios de la Revolución fue atacado a tiros por varios
contrarrevolucionarios. En el incidente resultó herida de gravedad
una niña venezolana de nueve años de edad, nombrada Magdalena
Urdaneta, que se encontraba con sus padres en un restaurante.
Recibió un balazo por la espalda. A las pocas horas falleció.
En la sesión del jueves 22, Fidel y los demás miembros de su
delegación acudieron a saludar a Nikita Jruschov, en el salón de
sesiones de la ONU. Momentos después el mariscal Tito, de
Yugoslavia, fue a saludar a Fidel y departió con el líder
revolucionario cubano durante unos minutos en medio de la
expectación general.
Ese día, Cuba fue excluida de un almuerzo que ofreció el
presidente Eisenhower a las delegaciones latinoamericanas. Como
respuesta a la exclusión de Cuba, el jefe de la delegación uruguaya
ante la ONU rehusó diplomáticamente asistir a ese almuerzo.
A la pregunta de un periodista sobre la no invitación de Cuba al
banquete, Fidel respondió:
—"Me parece bien y lo que deseo es que los que asistan a él
tengan buen apetito. Yo almorzaré en el barrio de Harlem, con los
humildes. Yo pertenezco al pueblo humilde".
El Primer Ministro cubano, almorzó con los empleados y el
propietario del hotel Theresa, Love Woods, y le obsequió a este un
busto del prócer cubano José Martí, con esta inscripción: "Peca
contra la humanidad el que fomente y propague la oposición y el odio
de las razas".
En horas de la noche se brindó una comida a Fidel, auspiciada por
el Comité Cubano Norteamericano. Cuando el Comandante en Jefe entró
al salón uno de los asistentes norteamericanos gritó "Fidel for
President". Luego, le fue entregado un busto de Abraham Lincoln por
Richard Gibson, miembro del Comité Pro Justo Trato a Cuba. Gibson
señaló: "El honor que es para el Comité hacer entrega del busto de
Lincoln a Castro". Al momento de entregarle el busto, Gibson
expresó: "De un libertador a otro libertador".
Después del saludo de Gibson, usó de la palabra Fidel, quien
sobre su estancia en el hotel Theresa, expresó:
Me siento como quien camina en un desierto y se encuentra, de
repente, en un oasis. [... ]
Una de las cosas más difíciles para nosotros es que siempre
tenemos que explicar la diferencia entre el pueblo y aquellos que
son responsables de actos a los que no se puede culpar al pueblo.
[... ] cualesquiera que sean las dificultades, siempre habrá amor
para el pueblo de los Estados Unidos.
Hace 50 años Fidel estuvo por
primera vez en la ONU. Con valor y con inteligencia (II) |