La alerta roja lanzada por el
Gobierno francés ante supuestas amenazas de terrorismo en el país
volvió a plantear hoy la duda de si se trata de una amenaza real o
la típica cortina de humo en medio de fuertes tensiones sociales.
A priori, la segunda hipótesis sería la más adecuada en razón de
que el fin de semana 12 millones de personas participaron en las
jornadas de patrimonio, con visitas gratuitas a más de 14 mil
monumentos y centros de interés.
Asimismo, después del pánico hace una semana en la Torre Eiffel y
la estación de trenes de cercanías Saint Michel en París, ante
avisos anónimos de bombas, nada espectacular ocurrió en esta capital
ni en otras ciudades francesas.
Lo de la Torre Eiffel tuvo un efecto más sensacionalista que otra
cosa porque al final los expertos en explosivos no encontraron
ningún indicio de bomba, luego de desalojar a dos mil 500 personas y
acordonar el área circundante al Campo de Marte.
Prensa Latina pudo corroborar la víspera y este martes que el
servicio de transporte público transcurre con absoluta normalidad en
la Ciudad Luz, donde tampoco es perceptible algún dispositivo
extraordinario de seguridad ni se escuchan anuncios especiales.
Al comentar el tema, el ministro del Interior, Brice Hortefeux,
así como otros funcionarios expertos en cuestiones de seguridad,
reafirmaron que la amenaza terrorista sobre Francia es evidente a
partir de ciertos elementos que no revelaron.
Sin embargo, el presidente de la República, Nicolás Sarkozy,
partió a Nueva York a la Asamblea General de la ONU consagrada a los
Objetivos del Milenio, pronunció su discurso y no alteró en lo más
mínimo su agenda hasta el viernes.
Tampoco su gabinete dio muestras de variar el programa de trabajo
de la semana y el propio canciller, Bernard Kouchner, también
permaneció en la sede de la ONU, desde donde partirá a Haití el
próximo sábado.
De todas formas, Hortefeux remarcó que una serie de pistas
revelan en las últimas horas que Francia está bajo amenaza grave de
terrorismo, al mencionar el secuestro de cinco franceses en Níger,
atribuido a Al Qaeda.
Blanco de duras críticas por una directiva en su área en la cual
se señala abiertamente a los gitanos como foco de las labores contra
la inmigración ilegal y la delincuencia, el jefe de la cartera del
Interior no pareció cambiar en su actuación.
Aunque el asunto de las expulsiones de gitanos quedó en suspenso
de momento tras los encontronazos de Francia con la Unión Europea y
el Parlamento comunitario, las fricciones avizoran un momento
difícil el jueves venidero.
Será la segunda manifestación en el mes de sindicatos y partidos
de izquierda contra las reformas a la ley de retiros, cuyo proyecto
pasó en medio de fuertes controversias por el visto bueno de la
mayoría de derecha en la Asamblea Nacional.