La incorporación de nuevas fuerzas a la agricultura, mediante la
entrega de tierra en usufructo, propició un incremento en la siembra
de árboles frutales y maderables, según fuentes del Ministerio del
ramo.
Entre las principales especies plantadas están la majagua, el
cedro, paraíso y casuarina, así como también tamarindo, níspero,
mamey, mango, aguacate, chirimoya y marañón, todos los cuales
mejoran la producción de alimentos y la biodiversidad del entorno.
Raixa Llauger, directora del Instituto de Fruticultura Tropical,
dijo a la AIN que anualmente los productores siembran unas 18 mil
hectáreas, tras la implementación del programa de recuperación y
desarrollo de esa actividad.
Explicó que el principal escenario productivo es la finca, donde
se crean las bases para proporcionar los 150 gramos diarios per
cápita de este alimento, propósito establecido por la Organización
de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Llauger señaló que se trabaja en la recuperación de producciones
tradicionales como la ciruela y el zapote, de gran aceptación entre
la población.
Datos de la dirección de la Asociación Nacional de Agricultores
Pequeños (ANAP) indican que el sector cooperativo y campesino aportó
en 2009 el 74 por ciento de los frutales producidos en la Isla.
Orlando Lugo Fonte, presidente de la organización, resaltó la
creación de miles de viveros en todos los territorios con la
extensión del programa de la agricultura suburbana.
Fonte indicó que las acciones de capacitación permiten llevar al
surco las mejores técnicas y resultados de la ciencia para elevar
los rendimientos.