El
regodeo de la popularidad parece congeniar poco con Irene Visedo,
una actriz tímida ante el halago, pero que desborda elocuencia para
alabar al cine latinoamericano, reclamar paz en Medio Oriente y
alentar realizaciones de denuncia social, reporta Prensa Latina.
Con 32 años, más de 14 de carrera profesional y participación en
11 películas, la joven española se reconoció como una transgresora
contumaz dentro y fuera del set.
Intento ser transgresora siempre. Mi actitud es hacer todo lo
posible para estar al acecho, para ir siempre más allá, me interesa
hilar fino, comentó entre risas Visedo a Prensa Latina después de la
presentación de Amores locos, en el Instituto Cervantes de El Cairo.
Aseguró conocer bien la cinematografía del Nuevo Mundo y descartó
que sea un desafío al pujante cine de España. De Latinoamérica
conozco mucho, mucho cine. No creo que sea una competencia o un
desafío al español, más bien se complementan, declaró.
La actriz, que muchos hispanohablantes identificarían fácilmente
si se presentase como la Inés Alcántara de la extensa y famosa
teleserie española Cuéntame cómo pasó, reconoció que el cine ibérico
goza hoy de mayores privilegios a niveles económicos y de
distribución.
Sin embargo, opinó que el latinoamericano es un cine muy
interesante, también muy parecido al español por abordar temas
controversiales de la actualidad, y tienen muchísimas cosas en
común.
Creo que por eso el cine español y el de América Latina están
cada vez haciendo más coproducciones. Muchas de las grandes
películas españolas han sido coproducciones con el cine
latinoamericano, dijo.
A Visedo, quien cautivó en el Festival de Cine de Alejandría por
su protagónico en Amores locos (2008), le brillaron más los ojos al
recordar sus desempeños histriónicos en cintas de fuerte denuncia
social como Los pasos perdidos (2000) y El hombre de arena (2007).
En la primera, un drama dirigido por la uruguaya Manane Rodríguez
que retomó la guerra sucia en Argentina (1976-1983) y los
desaparecidos, se unieron voluntades de ambas márgenes del Atlántico
y tanto la actriz como el filme merecieron buenas críticas.
Con El hombre de arena (del español José Manuel González) revivió
pasajes de la España franquista que ya sufrió en Cuéntame… porque
aborda la realidad de un hospital psiquiátrico en los años 60 y,
como ella misma apostilló, aquello era tremendo.
Sobre el conflicto árabe-israelí, al que geográficamente se
acercó durante su estancia en Egipto, la actriz expresó su esperanza
de que las cosas cambien, incluso con el apoyo del presidente
estadounidense, Barack Obama, pero confesó que lo veo todo muy
enredado.
Siento que cada vez (el pretexto de) las religiones están
haciendo más daño a la humanidad, que en vez de unirlas consigo
mismo y con su propia divinidad, les está separando y eso hace que
haya muchos conflictos, que esté muriendo muchísima gente, deploró.
Lamentó también que la gente se sienta marginada, que los países
estén enfrentados y que el ego sea el que esté dominando el mundo, y
así nos va, concluyó.