La
política de bloqueo bajo la presidencia de Barack Obama no ha
cambiado en lo absoluto, incluso en algunas áreas se ha endurecido,
afirmó este miércoles Bruno Rodríguez Parrilla, ministro de
Relaciones Exteriores, al presentar el informe Necesidad de poner
fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los
Estados Unidos de América contra Cuba, que por decimonovena ocasión
presentará la Isla en la Asamblea General de Naciones Unidas.
El Canciller argumentó que en los últimos dos años el carácter
extraterritorial del bloqueo ha continuado fortaleciéndose, con el
incremento de las multas, sanciones y la persecución a las
transacciones financieras cubanas con terceros países, lo que
provoca un efecto disuasorio en otras empresas que pudieran realizar
operaciones comerciales con la Isla.
"No pudimos seguir comprando el citostático Dactinomicina,
medicamento de mayor utilidad en el tratamiento de sarcomas, porque
la compañía Lemery de México fue comprada por la transnacional
israelí TEVA, de capital norteamericano", ejemplificó.
En materia de la política hacia Cuba, y en particular con el
bloqueo, Obama ha quedado por debajo de las expectativas de la
comunidad internacional, del nivel del debate que ocurre hoy en el
Congreso de Estados Unidos, y de la propia opinión pública de su
país, donde ha alcanzado una oposición sin precedentes, comentó
Rodríguez Parrilla.
El jefe de la Casa Blanca "no ha utilizado las amplias
prerrogativas constitucionales que le permitirían, no ya eliminar el
bloqueo, pero sí introducir modificaciones sustanciales en decenas
de áreas de su aplicación", dijo.
Asimismo, explicó que el bloqueo es el principal obstáculo al
desarrollo de nuestro país y ha costado a Cuba 751 363 millones de
dólares en estos 50 años, cifra aún conservadora basada en la
depreciación del dólar frente al oro.
"El bloqueo es una política fracasada, y cualquier política que
fracase 50 años debe ser revisada", concluyó.