Ingresar en lo que los porcicultores llaman el "selecto club" era
un sueño que parecía lejano para Benito Martínez Cue, presidente de
la Cooperativa de Crédito y Servicios (CCS) Guido Pérez, de San
José, colectivo enfrascado en sumarles a las 100 toneladas vendidas
al Estado en lo que va de año, otras 60.
Este favorable balance es el mejor resultado histórico de la CCS
y demuestra las infinitas reservas que allí existen para suplir
importaciones y "graduarse" en una especialidad que no era su
fuerte.
Naves bien cuidadas ocupan espacio en este campestre rincón
habanero, cercano a la autopista nacional, favorecido por fértiles
tierras donde se cultivan variedades que sirven de sostén
alimentario para la ceba.
Yoany Martín, joven cooperativista, afirma que "actualmente más
del 40% de la bien balanceada dieta que reciben los animales la
asumimos nosotros y el compromiso es disminuir al mínimo lo que
recibimos del exterior". El rescate del tradicional y valioso
palmiche, el ya popular yogur, el fomento de campos de caña,
Kingrass, maíz y soya garantizan tener al alcance de las manos el
sostén principal del programa de las 100 toneladas.
Aunque la CCS también produce leche y cultivos varios, sus 101
socios califican la carne porcina "como la niña de sus ojos" por lo
que representa para la población, el ingreso individual y la
economía de la empresa.
Yoany, cuya tarea es asegurar la alimentación de la masa, afirma
que el gran secreto es la sistematicidad y la garantía en el balance
de la dieta y que el animal al ser vendido tenga un peso promedio
superior a los 100 kilogramos. También son muy importantes el
cuidado de los veterinarios —responsables directos de la baja
mortalidad—, así como la limpieza y el orden en los corrales.
De las más de 360 Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA) y
CCS inscritas en este movimiento, los dirigentes de la ANAP estiman
que no menos de 200 llegarán o sobrepasarán la entrega de las 100
toneladas y otras quedarán próximas a estos resultados, cifra que
supera las 171 que lograron ese objetivo en el 2009.
La aplicación de nuevas y variadas formas de convenios entre el
Grupo Porcino y los productores, constituye una fortaleza para que
el sector consolide e incremente anualmente las ventas al Estado.
Este sistema tiene en cuenta el apoyo a los productores con poca o
ninguna posibilidad de garantizar el alimento.
La iniciativa, auspiciada por la Asociación Nacional de
Agricultores Pequeños (ANAP) y el Ministerio de la Agricultura, tuvo
sus tropiezos iniciales, pero hoy el camino se torna más despejado.
El uso de los medios locales demuestra en esas entidades cuánto
es posible si el déficit de pienso importado se suple, total o
parcialmente, en las Cooperativas de Producción Agropecuaria y de
Crédito y Servicios.
En el 2009, por ejemplo, se elaboraron en esas instalaciones, con
el apoyo de los convenios, 178 000 toneladas de comida para cerdos.
El avance que se obtiene está relacionado, además, con los servicios
de centros de monta por territorios, lo cual contribuye a una mejora
racial de la masa porcina.
Cierto es que los volúmenes alcanzados no representan la solución
del problema de alimentación, pero sí constituyen un aporte
significativo al empeño nacional de aumentar la disponibilidad de
carne de cerdo.