Casi al término de agosto, y con más de un centenar de kilómetros
recorridos, la realidad capitalina contrasta con la de otras
provincias donde la intensidad de quienes tienen en sus manos ideas
y ganas posibilitaron un mayor disfrute de la población.
En Villa Clara, por ejemplo, acorde con las potencialidades para
animar uno o varios deportes y atendiendo a las características del
lugar, se concibieron los programas recreativos. Así el territorio
dispuso de cerca de 30 piscinas en explotación, en las que los
Combinados Deportivos (CD), promovieron el aprendizaje de la
natación en diversos horarios, además de otras disciplinas en áreas
contiguas, con la conducción de los instructores de recreación.
Igualmente fue halagüeño el fenómeno del CD de Vicente, en Ciego
de Ávila, vanguardia nacional por varios años. Allí la fiebre del
deporte no cesa durante todo el año. Fútbol, softbol y voleibol son
de las disciplinas practicadas con mayor auge y seriedad, con
torneos intercomunidades y hasta nacionales e internacionales.
De vuelta a mi Habana, el CD José Martí del municipio Plaza de la
Revolución —emblemático entre otras razones por atestiguar jugadas
salidas del inmortal guante de Martín Dihigo— mantiene su triste
estado constructivo, además de no contar aún con el módulo de
implementos deportivos.
Para salvar el escollo, Yamila Arango, con experiencia como
colaboradora en Paquistán y Venezuela, confeccionó medios propios,
esencialmente dirigidos a fomentar los juegos tradicionales. Con sus
deseos como divisa y ante la ausencia de niños y jóvenes en las
inmediaciones del Martí, fomenta la recreación deportiva en el
parque John Lennon y en el de H y 21, del Vedado. La mayoría de los
que acuden a practicar deporte lo hacen con medios e implementos
propios.
En el Eduardo Saborit, de Playa, amén de contar con los medios
distribuidos por el INDER, la realidad fue la misma del Martí, áreas
desiertas. Claro, allí existen otras ofertas mucho más atractivas
como las playas del Oeste, el parque de diversiones La Isla del Coco
y la carpa de circo Trompoloco. En ese punto, perdimos el rastro de
los instructores de recreación.
Como copiadas con papel carbón, hallamos situaciones similares en
el Jesús Menéndez, de Marianao; Pontón (Centro Habana), Ciro Frías
(Arroyo Naranjo), Rafael Conte (10 de Octubre), Tallapiedra (La
Habana Vieja) y en el Ponce Carrasco, también de Centro Habana. En
esos lugares, los profesores no estaban, o según refería la persona
interpelada, andaban por Consejos Populares aledaños realizando
actividades.
No todo es tan desalentador. Existen quienes luchan y perseveran
hasta imponerse. De ese esfuerzo surgió el festival de juegos
tradicionales, coauspiciado por la Dirección Provincial de Deportes
y el Parque Metropolitano; los torneos interbarrios de fútbol sala,
voleibol y baloncesto tres contra tres (guerrilla), que este año
cuenta también con la categoría sub 18 años; y los festivales de
deportes extremos, que adicionaron la modalidad de "chivichana" para
beneplácito de los más pequeños y que como colofón del verano tendrá
lugar en la playa de Santa María del Mar.
Habrá que trabajar con más ahínco para inclinar la balanza de la
recreación a favor del pueblo. Y hasta que eso no suceda, estará en
pie una interrogante: ¿se explotaron todas las alternativas?