El 6 de agosto de 1960, en horas de la noche, durante la clausura
del Primer Congreso Latinoamericano de Juventudes, en el Estadio del
Cerro (hoy Latinoamericano), Fidel anunció las nacionalizaciones de
26 empresas estadounidenses que operaban en Cuba, que poseían tres
refinerías de petróleo, los monopolios de la electricidad y del
teléfono, así como 36 de los mejores centrales azucareros del país.
En medio de su alocución, al Comandante en Jefe le falló la voz y
Raúl tomó el micrófono para continuar la exposición. Minutos
después, Fidel continuó su discurso. Al mencionar cada empresa
estadounidense expropiada, Raúl añadía: "Se llamaba" y el pueblo
comenzó a corear, "Se llamaba", "Se llamaba"¼
Desde horas tempranas del 7 de agosto de 1960, los cubanos dignos
se reunieron para reiterar su unidad con las medidas del Gobierno
Revolucionario. En el edificio de la Cuban Telephone Company, en la
capitalina calle Dragones, retiraron todo letrero y afiches alusivo
a la transnacional. En el edificio principal de la Cuban Electric
Company, ubicado en la calle Carlos III, funcionarios del Gobierno
Revolucionario hacían efectiva la nacionalización, y en el Palacio
de los Trabajadores, sede de la Central de Trabajadores de Cuba
(CTC), se congregó un mar de pueblo.
Varios ataúdes, que representaban a diversos monopolios
expropiados, fueron cargados en hombros por las calles hasta el
embarcadero del Castillo de la Punta, donde los arrojaron al agua, a
la vez que mencionaban las compañías yankis expropiadas y un coro
replicaba: "Se llamaba", "Se llamaba"¼ .
Posteriormente se intervino la planta de la Texaco, en Santiago
de Cuba y en la capital las instalaciones de la Esso y la
angloholandesa Shell.