Huellas de verano

Yudy Castro Morales

En la preferencia de cualquier vacacionista difícilmente faltarían los viajes a la playa, incluso por estos días cuando el sol insiste en acariciarnos con mayor intensidad. Pero no basta un entorno de arena y mar para garantizar el deleite.

Fotos: Otmaro RodríguezLa indolencia deja su huella en la arena.

Aunque cada año el verano convida, las indisciplinas sociales opacan cuanto hace el Estado en pos de una recreación sana. Y, lamentablemente, de tan comunes, terminan incorporadas a la conducta diaria de los bañistas, sin que nadie repare en los perjuicios.

Un recorrido por el litoral de La Habana del Este corroboró, como en tantas oportunidades, que, semejante a las olas, la indolencia estampa su huella en la arena, quizás más profunda e irreversible.

IMÁGENES QUE DUELEN

A las seis de la mañana la playa no muestra su mejor rostro; la jornada anterior dejó marcas de desechos por doquier. Y pese al esfuerzo de los trabajadores de la sucursal Arentur, la imagen desaliñada volverá a repetirse, más de una vez, antes de culminar el día.

Fotos: Otmaro RodríguezCon sus uniformes distintivos, los policías garantizan la seguridad de los bañistas.

De los 400 cestos que, según Carlos Rudy Santos, director de Unidad de Base del municipio, han sido colocados en el litoral, muchos permanecerán vacíos y otros fungirán como porterías de fútbol. Destinados a este y otros fines, ya se han perdido 63.

Para asegurar la higiene en las orillas, habitualmente 43 hombres, distribuidos en ocho tramos, limpian las arenas desde Bacuranao hasta Brisas del Mar. No obstante, desde el 15 de junio y hasta el 15 de septiembre, la unidad extendió los horarios e implementó dos turnos de trabajo, para los cuales fue precisa la contratación de otros 25 obreros.

Pero estas medidas tan solo mitigan los efectos de un comportamiento desajustado. Valdría —sugiere Rudy—, emplear otros mecanismos que tiren más fuerte de la conciencia y hasta del bolsillo de los infractores. "Aún las personas no se sienten responsables con la limpieza de las playas y queda mucho de impunidad. Incluso, en pos de una labor educativa, podrían colocarse altoparlantes en algunas zonas para la emisión de mensajes instructivos que fomenten valores en los vacacionistas".

Fotos: Otmaro RodríguezLa ingestión de bebidas alcohólicas en exceso trae consigo indisciplinas y alteraciones del orden.

No en vano entre las principales incidencias registradas por los inspectores de la Dirección Integral de Supervisión (DIS) sobresale la basura fuera de los cestos, además de las ventas ilegales y los parqueos en la arena. El mismo rosario de transgresiones que el verano pasado llenó los talonarios de multas y hoy se repite, sin que el sistema de control logre revertir el deplorable panorama ambiental.

Mas, no todas las violaciones vienen de manos de los bañistas. Pese a los chequeos de la DIS, los establecimientos gastronómicos —tal vez confiados en la vulnerabilidad de las reglas—, intentan timar al cliente.

Así le ocurrió a Marlene Bassols cuando compró, en uno de los kioscos pertenecientes al Restaurante El Caribeño, un octavo de pollo (una posta) por el precio de un cuarto (dos porciones). Mientras las ofertas no logran suplir la demanda e, incluso, muchos coinciden en su notable disminución respecto al año anterior, similares adulteraciones podrían sucederse a la vuelta de cualquier esquina.

CUENTAS PENDIENTES

Dicen los entendidos que una cerveza fría es el mejor antídoto para el calor. Sin embargo, hay horarios en los cuales solo se precisa de agua, líquido que a diferencia del ron u otros licores no está al alcance de los bañistas del Este de la capital.

Para calmar la sed muchos optan por la ingestión de bebidas alcohólicas, algunos acuden a las cafeterías y otros eligen la "caridad" de un vecino. Solo que, en ocasiones, estas alternativas derivan en alteraciones del orden, cuya solución exige la presencia de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR).

Anteriormente, rememora Rita Hernández, vicepresidenta del Poder Popular en La Habana del Este, la Cadena Isla Azul tenía instalada una batería de tanques, junto a los kioscos que ofertan productos alimenticios. El paso del tiempo y el mal uso de la población, provocaron el deterioro de las llaves y la pérdida de los envases.

Si bien la realidad denota despreocupación, la funcionaria asegura que el abasto de agua no es un tema olvidado y en la agenda de trabajo figura el rescate de estos depósitos, aunque haya transcurrido más de la mitad del periodo vacacional y los usuarios continúen siendo víctimas de tales "imprevistos".

También la ausencia de baños públicos aqueja a la población. Ante el déficit, cualquier sitio resulta propicio, incluso el menos adecuado.

Sin embargo, en otras zonas de gran afluencia como Villa Mégano y Bacuranao, Isla Azul entregó instalaciones para la construcción de baños y taquillas y aún no se han concretado las obras.

Aún cuando los esfuerzos por diversificar la recreación en esta etapa vacacional, han logrado resultados como las propuestas del Parque Metropolitano, Monte Barreto o los centros nocturnos, con dos sesiones de matiné y de la noche, a los cubanos nos gusta la playa.

Esa razón basta para exigir, tanto a vacacionistas como a quienes ofrecen un servicio, respetar esa preferencia popular y respaldar los esfuerzos de recursos que hace el Estado para garantizar el esparcimiento del pueblo

ARENAS Y CALLES SEGURAS

Trasladarse hacia o desde las playas del Este sería todavía más engorroso, si la PNR y los trabajadores de Transporte no laboraran de manera conjunta.

Los fines de semana, a partir de las cuatro de la tarde aproximadamente, comienza el refuerzo de ómnibus, al tiempo que la Policía incrementa su accionar, hasta en el interior de estos.

Arnel Veliz es uno de los agentes que viaja en la ruta 400. Preservar el orden en las colas y dentro de las guaguas, impedir que los ciudadanos monten sin camisa o con botellas de vidrio u otros objetos, constituyen premisas para todos los que como él custodian los recorridos.

Asimismo las arenas tienen sus policías, atentos a la seguridad de los bañistas. Con su uniforme distintivo, la agente Jeily Morales pasa varias horas chequeando su zona. De su correcto desempeño dan fe los salvavidas, quienes, al contrario, no siempre cumplen bien su función.

Si no, cómo explicar que en Santa María del Mar, con la banderola roja, todos los bañistas estuvieran dentro del agua. Bien poco pueden hacer los agentes en las orillas, si a la carencia de socorristas unimos la irresponsabilidad de los mismos, y la del público.

No obstante, la playa mantiene su estatus entre las propuestas veraniegas. Pese a los contratiempos, miles de personas colman sus alrededores, dispuestas a imprimir sus huellas, ojalá distintas a las grabadas por la indolencia en la arena.

 

| Portada  | Nacionales | Internacionales | Cultura | Deportes | Cuba en el mundo |
| Comentarios | Opinión Gráfica | Ciencia y Tecnología | Consulta Médica | Cartas| Especiales |

SubirSubir