Primero fue el domingo 1 de agosto en el programa Meet the Press 
			de la cadena de televisión estadounidense NBC:
			Allí se le preguntó al Almirante Mike Mullen, jefe de la Junta de 
			Jefes de Estados Mayores de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, 
			si existía o tenían ya un plan para atacar a Irán:
			"Sí lo tenemos... atacar a Irán es una opción importante, y es 
			una que es bien comprendida". 
			Apenas 24 horas más tarde en el diario The Washington Times, que 
			todo el mundo sabe que es una especie de portavoz oficioso de los 
			círculos más conservadores y de la extrema derecha de la elite 
			imperial, expertos bien conocedores adelantaban los detalles de 
			estos planes, al respecto afirmó Rowan Scarborough en dicho diario:
			"Los misiles serán disparados desde barcos en la superficie, 
			submarinos y bombarderos B-2, eliminarían las defensas aéreas y las 
			instalaciones nucleares."
			"Los B-2 dejarán caer toneladas de bombas, incluyendo las que 
			penetran instalaciones bajo tierra, sobre sitios fortificados y 
			enterrados en donde se sospecha que Teherán está enriqueciendo 
			uranio para activar sus armas y además está trabajando en las 
			ojivas."
			Pero una de las fuentes de este artículo y además un abierto 
			partidario de atacar a Irán, el General retirado de la Fuerza Aérea 
			y ex piloto de combate Thomas Mclnerney (recuérdese el uso que dio 
			el Pentágono a militares retirados, contratados como "analistas" en 
			los medios, antes del inicio de la guerra de Iraq), explicaba algo 
			muy revelador:
			"Sería en primer lugar un ataque aéreo con una operación 
			encubierta para iniciar una ‘revolución de terciopelo’ de manera que 
			el pueblo iraní pueda recuperar su país... es importante tener una 
			operación encubierta lista para tratar de desestabilizar al gobierno 
			de Irán dirigido por los Mullah."
			Qué claro queda todo, por fin, ¿cuál es el motivo de esta 
			barbarie en ciernes?
			El famoso programa nuclear iraní o nuevamente "cambiar el 
			régimen" de un país debido a los intereses del imperio. 
			Acto seguido el General confirmaba la versión del diario en 
			cuanto al plan de ataque:
			"Los B-2 volarán sobre Irán mientras los misiles crucero serían 
			disparados desde mar afuera. La operación durará varios días." 
			Por otra parte John Pike, el analista militar que dirige la firma 
			Global Security, fue más preciso en el Washington Times:
			"Los ataques aéreos norteamericanos contra Irán superarán 
			ampliamente el alcance del ataque aéreo israelí al centro nuclear 
			iraquí de Osiraq en 1981 y se parecerán mucho más a los días 
			iniciales de la campaña aérea contra Iraq en el 2003. Se usarán a 
			máxima capacidad los operacionales bombarderos invisibles B-2, que 
			despegarían de la Base en Diego García o volarían directamente desde 
			los Estados Unidos... los blancos serían dos docenas de sitios 
			nucleares sospechosos."
			Pero algo de lo que puede ocurrir quedó al descubierto de una 
			manera francamente poco común cuando Pike afirmó:
			"Muchos de estos sitios tienen anexos las viviendas del personal. 
			Bombardéese las casas, mátese al personal y se hará retroceder el 
			programa por lo menos una generación."
			En fin, la capacidad técnica militar lista, los planes también y 
			el verdadero motivo a la luz del día, una nueva guerra para cambiar 
			un régimen, con la única novedad que quizás por la experiencia 
			acumulada y para tratar de disminuir el impacto mediático, ahora, 
			desde antes ya se señalan las famosas víctimas civiles colaterales.