El científico social ruso Alexander Jarlamenko asoció este jueves
la ferocidad y la hostilidad de las autoridades norteamericanas
hacia los
cinco cubanos antiterroristas con las derrotas de Estados
Unidos en Afganistán y otros frentes internacionales.
Para el también miembro del Movimiento de solidaridad Venceremos,
el tratamiento a este caso y en particular a
Gerardo Hernández, uno de los prisioneros en cárceles
estadounidenses, es reflejo del nerviosismo que impera en el
gobierno de ese país ante las fracasadas políticas de Washington en
Afganistán , Iraq y respecto a Irán.
No veo ningún otro contenido político para esa crueldad y
ensañamiento que una nueva provocación hacia Cuba, lo cual se
conjuga con las advertencias formuladas por el compañero Fidel
Castro en sus recientes reflexiones, declaró Jarlamenko a Prensa
Latina.
El investigador del Instituto de América Latina, de la Academia
de Ciencias de Rusia, llamó la atención sobre los peligros que
amenazan hoy al mundo, como las guerras y el cambio climático, las
cuales obligan a prepararnos para tiempos difíciles, asintió.
De ahí, consideró importante que todas las fuerzas progresistas
del planeta se unan alrededor de la campaña internacional para
lograr la liberación de Gerardo,
René González,
Antonio Guerrero,
Fernando González y
Ramón Labañino, encarcelados en septiembre de 1998 por
monitorear los planes de grupos anticubanos, basados en la Florida,
Estados Unidos.
Jarlamenko contrastó la situación de los antiterroristas cubanos
con las condiciones de quienes fueron juzgados por actividades
subversivas en la isla y las exigencias de algunos de éstos al
declararse en huelga de hambre.
Si los denominados disidentes exigen un cocinero personal,
Internet, televisor y teléfono en su celda, además de otras
comodidades, y lo comparamos con la monstruosa crueldad de recluir a
esos luchadores en un hueco, queda claro qué representa el sistema
judicial en Cuba, reflexionó el experto ruso.
Muy al contrario, subrayó, a lo que dice llamarse la justicia en
Estados Unidos, un país que ocupa uno de los primeros lugares en el
mundo por la cifra de reclusos, y a cuyo gobierno critican por una
permanente violación de los derechos humanos, concluyó el
investigador.