Aquí sí que se le perdió el sentido al ridículo. Evidentemente,
es una forma de actuar muy común entre la extrema derecha cubano-miamense.
Evidentemente, algunas veces estas personas provocan pena ajena. Lo
mismo cuando en una protesta frente al consulado mexicano le cayeron
a mordidas a un sombrero ranchero, que cuando le pasaron una
aplanadora a los CDs de Juanes en plena Calle Ocho, o cuando llega
al aeropuerto un ex preso cubano y empieza a dar gritos histéricos
contra el gobierno de Cuba desde una silla de ruedas y envuelto en
una bandera cubana.
En los casi 50 años que vivo en Miami, son incontables las
ridiculeces que he visto hacer a estas gentes. A uno de los líderes,
de esto que ellos llaman exilio, hace años se le ocurrió hacer una
batalla naval en la bañadera de su casa. Metió los barquitos de
juguete en la bañadera llena de agua y les empezó a tirar
fotografías que después las hizo públicas en una conferencia de
prensa. Otro, con la cabeza tapada con un gorro, se presentó ante
los periodistas reunidos en un local y desde allí le declaró,
formalmente, la guerra a Cuba. Uno de estos personajes que, por
cierto, luego fue asesinado en la sala de su residencia por un
franco tirador, hizo declaraciones solemnes afirmando que tenía
cohetes de largo alcance en el patio de su casa y que los iba a
utilizar contra Cuba en su guerra particular con el gobierno de
aquel país. Así, con ese estilo de sucesos, se pudieran llenar
cuartillas y más cuartillas, pues a estos personajes no hay forma de
pararlos; no tienen la más mínima pena.
El ex preso casi se desnuda en pleno aeropuerto para demostrar su
delgadez y para acusar a Raúl y Fidel Castro de ser los culpables de
haberlo puesto de esa manera cadavérica en que se encuentra. Por
supuesto que el showcito en la terminal aérea contó con una
amplia cobertura de la prensa local. Lo mejor del caso es que,
cuando el presidiario desde su silla de ruedas gritaba "abajo la
dictadura", los periodistas que lo rodeaban le hacían el corito.
Como el prisionero había sido boxeador, le pusieron un par de
guantes como símbolo de que con ellos les había dado knock out
a Fidel y a Raúl. Después de esa fanfarria y de esa gritería,
vino lo solemne. Lo acostaron en una camilla y lo cubrieron hasta el
cuello con una enorme bandera cubana y se lo llevaron en una
ambulancia al hospital Jackson Memorial de esta ciudad, en donde,
menos de 24 horas después, rodeado de médicos y visiblemente
recuperado, brindó una conferencia de prensa, en la que afirmó que
le parecía estar soñando que se encontrara en una patria libre. La
cuellera que trajo desde Cuba, para poder sostener la cabeza,
desapareció, le arreglaron el pelo y la barba y su aspecto era
totalmente diferente al que tenía cuando daba gritos histéricos en
los pasillos de la terminal aérea. Tan diferente se veía, que una
reportera de un canal local de televisión afirmó que había sucedido
un milagro en el hospital. ¿Qué les parece? Yo creo que habría que
llamar a la iglesia para confirmar lo milagroso del centro
hospitalario y que bendigan el lugar con agua bendita.
Para los que no creemos en milagros, no vemos otra cosa que no
sea un ridículo más de esta derecha cubano-americana. Cuando llegó
al aeropuerto y ya frente a los periodistas que lo esperaban, se
desgreñó el pelo y la barba y poniendo cara de cordero degollado,
montó el show que ya tenía preparado de antemano. Al otro día, en el
hospital, no le quedó más remedio que presentarse con su verdadero
aspecto. Eso me recuerda a un preso cubano que hacía ejercicios en
su celda, mientras escribía un libro que tituló "Desde mi silla de
ruedas". Cuando lo liberaron, quería irse en su silla de ruedas,
pero las autoridades cubanas le dijeron que, si no caminaba hasta el
avión, no se iba. El hombre se puso de pie y creo que salió
corriendo hasta llegar a la nave que lo esperaba en la pista.
El milagro, del que hablaba la reportera, conmovió a la comunidad
"exiliada" y todos ahora esperan que la polineuropatía, de la cual
padece, desaparezca en unos días para que así el hombre deje su
paraplejia, recupere su peso y vuelva al ring de boxeo donde
le esperan grandes éxitos pugilísticos.