Del 21 de julio al primero de agosto, se celebró en el conocido
campamento Artek, de la Península de Crimen, el noveno Festival
infantil internacional Cambiemos el mundo para mejor,
en el cual ha participado Cuba como único representante de América
Latina.
En el antiguo centro de encuentro de pioneros y bajo un calor
impropio de tierras ucranianas, niños de 55 países han convivido sin
prejuicio de razas o ideologías.
Allí se celebró la primera sesión de la Asamblea General de la
organización Internacional Liga Mundial Infantil de las Naciones,
fundada en el Festival del año pasado. En los trabajos de la Liga
tomaron parte líderes de organizaciones sociales infantiles y
jóvenes periodistas y parlamentarios, que debatieron sobre los
derechos y las posibilidades de los niños en diferentes países del
mundo, temas medioambientales y presentaron ideas sobre las ciudades
del futuro.
Una niña cubana participó como periodista y Lisset Rodríguez, de
séptimo grado, fue nombrada Mensajera de Paz, con lo cual firmó, a
nombre de los infantes cubanos, una Declaración a la Organización de
Naciones Unidas, exigiendo el respeto de los derechos de los niños
en todas las naciones del mundo.
Como atractivo fue calificado el programa cultural Planeta de
talentos. Jóvenes cantantes, bailarines, músicos, ofrecieron al
público su arte en defensa de sus culturas nacionales, y realizaron
proyectos artísticos conjuntos.
Como parte de la tradición de dedicar un día a varios países, uno
de los homenajeados el 26 de julio fue Cuba. Los 10 niños cubanos,
miembros de los coros Diminuto (imagen), Sonrisas de Jagüey y Solfa,
en representación de los pequeños de la isla, montaron una tienda de
campaña con fotografías e información de su país, en la cual izaron
la bandera de la estrella solitaria.
Finalmente, el grupo cubano ganó la medalla de plata entre los
conjuntos más activos del Festival y la de oro en el concurso
Planeta de Talentos, gracias a su excelente interpretación de Somos
el mundo (We are the World), en su lengua natal.