Nosotros tenemos que librar una batalla en cada centro de
trabajo, en cada servicio, en cada aspecto fundamental de nuestra
vida política, económica y social, apoyándonos sólidamente en las
masas. Una verdadera batalla¼ por la
máxima eficiencia en la organización, óptimo aprovechamiento de los
recursos materiales y humanos, la gran batalla por la productividad
del trabajo, que en los meses y años venideros deberemos librar, sin
lo cual nuestros problemas no tendrían solución posible.
¼ Al desaparecer los factores
inhumanos que antes obligaban al trabajo, la alternativa de esto es
el máximo desarrollo de la conciencia colectiva y el empleo de la
fuerza coercitiva de la sociedad trabajadora sobre aquellos que
aspiren a vivir parasitariamente del esfuerzo de los demás,
rehuyendo el cumplimiento de su más elemental deber social y humano.
Esa minoría nos explota, porque no trabaja y calza, viste, bebe,
come, va al cine, se monta en un ómnibus, ve un espectáculo público,
recibe medicinas si se enferma, se le salva la vida, incluso hasta
lo entierran gratis si se muere, señores. Eso es una cosa
incuestionable. Tiene todo. Pero cada uno de los bienes y servicios
que ese hombre recibe lo produce alguien.