La intensa polémica en torno a la exportación de gas natural,
expresada ya en protestas sociales y políticas, sigue este jueves en
pie tras un mensaje del presidente Alan García que ratificó la
venta, reporta Prensa Latina.
Las críticas a la posición del mandatario contradicen su decisión
de desoír los reclamos de detener la venta, a cargo de un consorcio
transnacional, para garantizar a largo plazo el mercado interno.
Expertos en la materia contradicen a García y hasta lo acusan de
faltar a la verdad al afirmar que la inversión para el proyecto de
explotación de los yacimientos de gas sur-andinos de Camisea sólo
fue posible y rentable con la mira puesta en la exportación.
El mandatario hizo la aseveración al inaugurar el último año de
su mandato quinquenal, en medio de gritos de protesta de
parlamentarios del opositor Partido Nacionalista que exigían no
vender el gas porque éste debe servir para promover el desarrollo
peruano.
El experto en temas energéticos Aurelio Ochoa dijo que García se
equivoca, porque el proyecto Camisea estaba ya desarrollado para el
mercado interno y contaba con una planta de procesamiento y un
gasoducto cuando en 2004 surgió el proyecto exportador.
El consorcio Camisea ha reconocido utilidades de seis mil 176
millones de dólares en seis años de operaciones para el mercado
nacional, lo que demuestra que no es necesario exportar para hacer
rentable la explotación del gas, añadió.
El jefe de Estado atendió sólo parcialmente las críticas al
proyecto, expresadas esta semana en protestas sociales en la región
sur-andina y en Lima, y confirmó una renegociación con el consorcio
exportador para que las ventas al exterior paguen regalías al menos
iguales a las que rinde el gas consumido en Perú.
Ochoa y otros especialistas criticaron al mandatario por
respaldar con cifras dudosas, para defender la exportación, que hay
reservas suficientes para garantizar el mercado interno a futuro.
De otro lado, los comentarios del mensaje de ayer, Día Nacional
de Perú, saludan las cifras macroeconómicas positivas y el
compromiso de neutralidad electoral planteados por García, quien
convocó a elecciones generales para el 10 de abril de 2011.
Los comentarios incluyen críticas a lo que consideran graves
omisiones en temas claves como el descontento de los pueblos nativos
ante la observaciones de García a una ley que obliga a las
autoridades a consultarles cualquier decisión política, económica o
administrativa que los afecte.
Tampoco hubo referencias a los conflictos sociales y los
analistas de diversas tendencias consideran que otra carencia fue la
falta de anuncios de medidas concretas frente a los graves problemas
de corrupción y criminalidad.
Para el secretario general de la Confederación General de
Trabajadores, Mario Huamán, el mensaje fue triunfalista, muy poco
autocrítico y sin soluciones a los grandes problemas del país, con
éxitos económicos que no han beneficiado a la mayoría de peruanos
porque la riqueza se concentra en pocas manos.