Kosovo:

Lo que ocultó la Corte

ELSON CONCEPCIÓN PÉREZ
elson.cp@granma.cip.cu

Kosovo es una provincia de Serbia según establece históricamente la Constitución del país balcánico. Es un territorio al que la instigación foránea ha llevado a dar peligrosos pasos secesionistas causantes de no pocos conflictos en una región saturada de ellos.

Sin embargo, este jueves la Corte Internacional de Justicia (CIJ), a instancias de Estados Unidos, reconoció la declaración unilateral de independencia de Kosovo tomada en febrero del 2008.

Se trata de otra manipulación premiada; y para que no quede duda de quiénes están tras ella, veamos lo declarado de inmediato por el gobierno norteamericano, en boca de su secretaria de Estado, Hillary Clinton:

"La CIJ decisivamente aprobó la visión de Estados Unidos para con la declaración de independencia de Kosovo en relación con la legislación internacional".

La señora Clinton no solo aplaudió el fallo de la CIJ, sino que llamó a su reconocimiento internacional.

Determinar hoy que "la declaración de independencia de Kosovo no violó el derecho internacional" puede considerarse como otro de los graves errores políticos que se cometen por instancias de la ONU, y que envuelven a esta organización dentro del escenario de un mundo unipolar donde las decisiones de Washington —por muy graves que sean—, reciben el visto bueno de una organización creada para la paz, pero que es utilizada para fomentar guerras.

En momentos en que se toman estas decisiones, la comunidad internacional debe recordar cuando en 1999, Estados Unidos y la OTAN lanzaron una bestial agresión contra la antigua Yugoslavia, país que fue sometido a 78 días y noches de bombardeos consecutivos.

Entonces la justificación de Washington fue precisamente Kosovo y el supuesto maltrato serbio a los albano-kosovares que habitan aquellas tierras, patrimonio milenario de Serbia.

Miles de civiles muertos y heridos; destrucción de viviendas, guarderías infantiles, embajadas, canales de televisión, fábricas, empresas, y de todos los puentes sobre el río Danubio; fue la "obra pacificadora" norteamericana en "bien" de un territorio donde elementos extremistas albaneses fomentaron la separación a través del terror.

Todavía hoy la antigua Yugoslavia vive con los efectos nocivos y peligrosos del uranio empobrecido de que estaban revestidos los cohetes y bombas, lanzados por cientos contra aquella población.

Pero la Corte Penal Internacional olvidó aquellos crímenes de lesa humanidad y falló por la mutación de un pedazo de la Serbia agredida.

¿Cómo explicaría esa Corte y su instigador mayor —Estados Unidos— que se trate en este caso de una región que aparece en la Constitución Serbia como provincia suya?

¿Se percató esta instancia jurídica de la ONU de lo que puede significar tal decisión en un mundo donde hay decenas de países afectados por reclamos separatistas?

Estas y otras muchas preguntas las olvidó la Corte o más bien deben ser respondidas por quienes deciden en esa manipulada instancia de Naciones Unidas.

 

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