Una
cronología físico-deportiva de Ernesto Guevara de la Serna,
confeccionada por expertos de la provincia de Pinar del Río,
evidencia el impacto de la práctica de ejercicios en la formación de
la voluntad del legendario revolucionario.
La licenciada María Antonia López, profesora de la Facultad de
Cultura Física local, demuestra en el trabajo cómo, a pesar de
padecer de asma en grado agudo, desde muy pequeño el Che se aficionó
a los deportes, antecedente de la personalidad temeraria del
luchador social que luego fue, reporta la AIN.
Al practicar de modo acertado diversas disciplinas, valoró a
partir de su propia experiencia la importancia individual y social
del deporte, capaz de dotar a las personas de cualidades físicas y
psíquicas de influencia en el carácter de los seres humanos,
sostiene la investigación, citada en la prensa local.
De acuerdo con el texto, su padre contaba que la natación sin
excesos le era beneficiosa, sin embargo desconocía cómo el pequeño
Ernesto entrenaba dos horas diarias y en cada jornada intentaba
sobrepasar sus propias marcas, apoyado por sus amigos en el acto de
controlarle el tiempo.
Con 11 años aprendió a jugar ajedrez y conoció a José Raúl
Capablanca durante la Olimpiada de ese deporte en Buenos Aires, en
1939, hecho que lo aproximó a Cuba, país en cuya historia libertaria
desempeñaría, posteriormente, un papel trascendental.
El entorno familiar, enfatiza la cronología, contribuyó también a
su amor por el deporte, pues los viajes por el delta del Paraná,
además de ser un disfrute de fin de semana, lo instruyeron en el
arte de la navegación, de la pesca y la orientación marítima.
Para Raúl González, licenciado en cultura física, el valor del
estudio realizado radica en proporcionar a las presentes y futuras
generaciones el legado guevariano como deportista, una arista poco
tratada de la vida y obra del Guerrillero Heroico, nacido el 14 de
junio de 1928 en Rosario, Argentina.