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Farmacoeconomía
Atención médica sin despilfarro
En práctica un programa que permite el uso
racional de los medicamentos y su ahorro, sin afectar la calidad de
la asistencia a los enfermos
GERMÁN VELOZ PLACENCIA
Desde el pasado año la farmacia del hospital Vladimir I. Lenin,
en la provincia de Holguín, registra un número creciente de
devoluciones de medicamentos desde las salas de ingreso ¿Se les ha
dejado de dar a los pacientes lo que necesitan? ¿Los médicos han
sido imprecisos en los tratamientos sugeridos? ¿Hubo equivocaciones
en los pedidos?
La
vicedirectora de enfermería, Olga Martín (a la derecha), verifica
con Osleida Labrada, jefa de sala, el registro de las devoluciones,
lo cual posibilita un mejor uso de cada medicamento.
Ni lo uno, ni lo otro. Identificado como Farmacoeconomía, en la
institución médica está en vigor un programa que, sobre la base de
la exigencia y el control sistemáticos, pone en primer lugar el uso
racional de los medicamentos y estimula su ahorro sin afectar la
calidad de la asistencia a los enfermos.
Una ligera revisión a los documentos de la farmacia lo evidencia:
entre el 1 y el 27 de junio, debido a la recuperación de pacientes,
la Sala de Terapia Intensiva devolvió 29 bulbos de un antibiótico de
amplio espectro que cuesta 17,25 pesos la unidad.
El
personal de la farmacia prepara minuciosamente los pedidos
realizados por las salas.
"Solo el día 24 esa misma sala nos hizo llegar 40 bulbos de seis
tipos de medicamentos. La devolución es importante porque evita que
tomen otro rumbo, a la vez que asegura su empleo en otras personas
ingresadas que los necesiten", opina la licenciada en Farmacia
Isdelmis Hernández Zayas.
Osleida Labrada Osorio, jefa de la sala Medicina A, confirma que
ahora hay más rigor sobre las devoluciones. "Mañana tras mañana,
luego de comprobar las altas precoces (cese del ingreso porque el
paciente se restableció, entre otras cosas, antes del tiempo
estimado por los médicos), los cambios de tratamientos o los
fallecimientos, relaciono los medicamentos a devolver, hago los
documentos de entrega y los envío a la farmacia. No se me permite
transferir esas funciones a la secretaria de sala, como ocurría
antes".
REORDENAMIENTO INDISPENSABLE
Con el Programa de Farmacoeconomía fue establecido que las
medicinas recibidas por concepto de donaciones tengan en los
pacientes ingresados el destino fundamental, eliminando de esa forma
la tendencia de emplearlas en los tratamientos ambulatorios,
manifiesta el doctor René Leyva Medina, director general del
hospital.
"También —agrega— realizamos un análisis minucioso de las
entregas gratuitas y determinamos priorizar a los enfermos de cáncer
y los que padecen patologías cardiovasculares.
"Era frecuente que un especialista, buscando supuestamente mayor
efectividad, empleara un bulbo de Rochefín (cuesta 11 dólares)
cuando la afección podía ser resuelta con tabletas de Sulfaprín, con
un valor monetario muy inferior. Incluso, muchas veces el médico
sabía que no era necesario, pero accedía a una petición de los
pacientes", argumenta el doctor Leyva.
Al seguir la traza de los procedimientos empleados, aparece la
progresiva disminución de los inventarios en almacenes, a partir de
la reconsideración de las categorías de máximos y mínimos. Si hubo
momentos en que las compras de medicamentos se hicieron con el
propósito de cubrir hasta tres meses, ahora están en un rango de 30
y hasta de diez días, pues se ha tenido en cuenta que esa cobertura
protege la demanda asistencial y asegura la disponibilidad de
finanzas para momentos realmente necesarios.
La realidad demostró al colectivo que no pocas veces fue aplicada
incorrectamente la Resolución 232 del Ministerio de Salud Pública,
que autoriza las compras de medicamentos no disponibles en los
centros asistenciales cuando se presentan casos que los requieran,
así como la contratación de algunos servicios que no prestan con
fuerzas propias. Por eso la revisión esmerada de la forma de aplicar
lo establecido en el documento de referencia permitió, entre otras
cosas, reordenar la relación de pacientes que ameritan continuar con
los beneficios.
LA MEJOR FÓRMULA
Además del dinero ahorrado —más de 777 000 pesos en lo que va de
año—, hay un cambio evidente en la mentalidad de la mayor parte del
personal, lo que garantizará a la postre que la atención
hospitalaria se conduzca con más sólidos criterios económicos.
Como el cambio no ocurre de un momento a otro por mucho que se
apele a la necesidad de tener en cuenta la relación entre
presupuesto y gastos, en el centro funciona permanentemente el
Consejo Económico, cuyos miembros asumen de forma integral el uso de
recursos de todo tipo y hacen cumplir medidas objetivas.
Una de ellas es el fortalecimiento del equipo interno de
auditores, que planifica y comunica las verificaciones, o las hace
de forma sorpresiva a las salas, servicios y procesos.
Las circunstancias y las cualidades humanas convirtieron al
doctor Juan Ramón Ramírez Martínez, especialista en cirugía estética
y caumatología (atención a quemados), en jefe del equipo de
auditoría. Lo acompañan en la tarea otros médicos, así como
contadores, trabajadores sociales y personal calificado de diversas
áreas.
"Al presentarnos en una sala —precisa— no nos detenemos hasta
encontrar el destino final de los medicamentos. Comprobamos los
documentos, es decir, las historias clínicas, los pedidos diarios,
las confirmaciones de las devoluciones. Y si el caso lo requiere,
llegamos hasta los mismos pacientes y sus familiares. Son pasos
realizados de acuerdo con los documentos legales y las disposiciones
emitidas por el sistema de salud".
El doctor René Leyva, quien lidera la cruzada contra toda
manifestación de despilfarro, resume la posición que debe mantener
el colectivo: "Hacer las cosas que siempre debimos hacer, seguir
demostrando con hechos que el ahorro racional no afecta los
servicios a la población y constituye una vía con muchas reservas
para que nuestra institución eleve el control y use con eficiencia
los recursos". |