Venezuela rescatará las zonas dañadas por la minería ilegal en la
margen derecha del río Orinoco, una de las regiones de mayor
biodiversidad en el planeta, mediante la reforestación con plantas
autóctonas del lugar.
Tras el inicio allí del plan Caura, surgido para detener la
extracción ilícita de oro y otros minerales así como la degradación
de los ecosistemas, comenzaron los estudios para determinar los
daños causados a la naturaleza, reporta Prensa Latina.
El director de la Oficina Nacional de Biodiversidad, Jesús
Manzanilla, explicó a Prensa Latina que afortunadamente no se han
constatado hasta ahora pérdidas de especies aunque sí disminución de
poblaciones, fundamentalmente vegetales.
Luego de la paralización de la actividad económica ilícita en el
vasto paraje, distinguido también por su riqueza hídrica, se inician
las estrategias para revertir los perjuicios al medio ambiente.
El experto precisó que en el repoblamiento de las cuencas se
utilizarán germoplasmas extraídos de ese sitio, para esos fines se
construyen viveros con semillas obtenidas en las márgenes de los
torrentes.
Lo primero, dijo, es sembrar plantas pioneras, que puedan dar
sustento y capacidad recuperación al suelo.
En opinión de Manzanilla, a pesar del impacto de la minería
ilegal, las medidas de rescate permitirán salvar los ecosistemas
aunque estudios preliminares sugirieron que se necesitaría más de un
siglo para que pudieran recobrarse.
Los mineros asentados en el paraje devastaron parte de la
floresta de la zona además de poner en peligro los cauces por el
empleo de mercurio para separar el oro de otros metales.
La puesta en práctica del Plan Caura logró desplazar a miles de
personas radicadas en la región con ese propósito, acción que logró
detener los trabajos extractivos, realizados al margen de la ley.
Parar procesos de desertificación en espacios donde hubo una
pérdida significativa de la vegetación resulta prioridad, al igual
que la preservación de los torrentes, dijo.
Entre los cuencas de la región descuellan el Caroní, que abastece
a la mayor hidroeléctrica del país, y el Caura, considerado el
corazón de un paraje prácticamente virgen donde sobrevive una selva
primaria, protegida con la figura de reserva forestal.