A menos de dos semanas del cambio de presidente en Colombia, el
gobierno venezolano se declara en alerta ante lo que considera
intentos del mandatario saliente, Álvaro Uribe, de llevar el
diferendo bilateral a un punto sin retorno.
Luego de señales de una probable mejora en los vínculos
Caracas-Bogotá con la llegada el próximo 7 de agosto de Juan Manuel
Santos a la Casa de Nariño, el escenario se enturbia con
declaraciones de la administración Uribe sobre la supuesta presencia
de guerrilleros de las FARC y del ELN en territorio venezolano con
la anuencia de autoridades locales, reporta Prensa Latina.
El ministro neogranadino de Defensa, Gabriel Silva, atizó la
polémica al garantizar la existencia de pruebas, aún no presentadas,
sobre operaciones insurgentes del lado de acá de la frontera común.
Para el presidente Hugo Chávez, la postura del gobierno saliente
es de minar el terreno a una eventual superación de la crisis
agudizada en 2009 como resultado del visto bueno de Uribe a la
instalación de siete bases militares estadounidenses en Colombia.
Está tratando de crear un problema, de lo cual es capaz en sus
últimos días, advirtió.
De acuerdo con el líder socialista, semejante panorama obliga a
mantenerse vigilantes.
Estamos alerta, no vamos a permitir que ese presidente vaya a
irrespetar la soberanía venezolana, apuntó el viernes en Aragua.
Por lo pronto, Chávez decidió descartar su asistencia a la toma
de posesión de Santos, argumentando precisamente la escalada de
tensiones provocada desde Bogotá.
A pesar de los riesgos en materia de seguridad lo valoré, pero ya
con esto no debo ir porque Uribe es capaz de cualquier cosa en sus
últimos días, expuso.
La presencia de Chávez en la ceremonia era calificada por
expertos de un buen paso para el acercamiento, con el que el
mandatario entrante saldría particularmente beneficiado.
En los últimos meses Colombia se ha visto afectada por la pérdida
de un gran volumen de exportaciones hacia Venezuela (más de seis mil
millones de dólares), compras suspendidas por Caracas al considerar
que los enclaves bélicos norteamericanos representaban una seria
amenaza para su soberanía.
Aunque el escenario es tenso, el jefe de estado venezolano
ratifica su voluntad de aproximación y pide a Santos distanciarse de
Uribe.
El nuevo presidente no es santo de nuestra devoción, pero he
dicho que si hay respeto estamos dispuestos a retomar las mejores
relaciones con Colombia, en lo político, lo económico y lo social,
dijo.
Su amigo Uribe le esta poniendo una prueba. Yo le pido -subrayó-
que se desmarque porque si siguen, nadie piense que restituiremos el
comercio y las relaciones.
Chávez incluso mencionó la ruptura de vínculos si continúan las
acusaciones.
Si Uribe sigue señalándonos sin fundamento romperé relaciones con
Colombia, lo cual haría muy difícil el reestablecimiento de los
nexos una vez llegado al poder Santos, sentenció.
Respecto al tema que esta vez agudizó el diferendo, Chávez negó
categóricamente que su gobierno acoja guerrilleros de las FARC o del
ELN.
No ocultamos aquí a nadie, ni terroristas ni guerrilleros, sin
embargo, el golpista Pedro Carmona si está allá en Colombia, afirmó.
La víspera, en su programa dominical Aló Presidente, Chávez
consideró el discurso de Uribe parte de una campaña auspiciada por
Washington contra la revolución venezolana.
En ese sentido mencionó además la captura en el Aeropuerto de
Maiquetía del terrorista salvadoreño Francisco Chávez Abarca, a
quien atribuyó la misión de asesinarlo para frenar el proceso de
cambio iniciado en 1999.
También hizo alusión a recientes declaraciones del subsecretario
norteamericano de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental,
Arturo Valenzuela, quien consideró las relaciones con Venezuela las
más difíciles de la región.
Cuando lo vemos en conjunto, vemos las grandes amenazas que se
ciernen sobre Venezuela, apuntó Chávez.