El dulce sabor de una buena molienda

MIGUEL FEBLES HERNÁNDEZ

Sin complejos de liliputiense, ni síndromes fatalistas por la pequeñez de su estructura fabril, el colectivo del central Siboney, en el municipio camagüeyano de Sibanicú, ha sabido agigantarse a base de eficiencia y de buen hacer, al punto de ser considerado el mejor del país integralmente durante la pasada campaña azucarera.

El porqué de tal selección puede resumirse de manera sucinta: en poco más de 90 jornadas de zafra cumplió su plan de producción, aportó un extra de 2 039 toneladas de azúcar y fue el ingenio que mejor aprovechó el rendimiento potencial de la caña al cerrar por encima del 95%. Todo ello bajo la guía de Yolexis Guerra Gómez, una de esas cubanas que asume con entereza el reto de ocupar un puesto de dirección destinado casi siempre a los hombres.

Foto: Jorge Luis TéllezLa calidad de las reparaciones incidieron favorablemente en la reducción del tiempo perdido en el área industrial.

Sin ánimo de atiborrar de cifras al lector, resulta obligado mencionar otro dato que mucho tuvo que ver con el positivo desempeño del Siboney: el tiempo perdido por causas industriales fue ínfimo, lo que le permitió moler al 72% de su norma potencial cuando la provincia de Camagüey apenas llegó al 57%.

Tales indicadores estuvieron acompañados, además, por una alta calidad del azúcar, evaluada como la mejor de la provincia, y una favorable respuesta energética con la entrega, ya en el periodo inactivo, de 78 megawatts al sistema eléctrico nacional, a partir del uso de la paja y el bagazo de campañas anteriores.

Foto: Jorge Luis TéllezDe excelente calidad, el azúcar del Siboney se destina al consumo interno del territorio.

FRUTOS DE LA ESTABILIDAD

"El Siboney —comenta Erduin Luis Delgado, director técnico-industrial del Grupo Empresarial Azucarero de Camagüey— es un ingenio no exento de dificultades y problemas, pero cuenta con un colectivo que mantiene una estabilidad en los resultados desde hace aproximadamente cuatro zafras."

Según el directivo, en ello han incidido las mejoras introducidas en su proceso tecnológico, entre las que sobresalen la electrificación del tándem, la remodelación de la caldera, el montaje de nuevo equipamiento en el clarificador y en el área de evaporación, y la instalación de otro turbogenerador.

Sin embargo, no duda en afirmar que la principal fortaleza está en la permanencia de la fuerza laboral en los puestos que exigen mayor nivel de especialización, algo muy beneficioso, toda vez que evita la improvisación y reduce los problemas operacionales por desconocimiento o por descuido.

"El actual director de la fábrica —menciona a modo de ejemplo— fue jefe de maquinaria durante muchos años; los jefes de turno integrales son personas de experiencia en el trabajo y se logró conformar un grupo técnico compuesto por jóvenes ingenieros muy consagrados y comprometidos con la tarea asignada."

QUIEN BIEN ARRANCA...

Con esas armas a su favor, el cuerpo de dirección del central Siboney asumió los preparativos de la pasada contienda, convencido de que sus resultados comenzaban a gestarse mucho antes del momento de iniciar la producción. Así lo ratifica Félix Cambas Armendáriz, director de la fábrica:

"Llevamos al unísono los programas de capacitación de los trabajadores y de reparación del ingenio, dos factores que repercutieron en una mejor respuesta productiva y de eficiencia. Arrancamos exacto en la fecha prevista y molimos sin contratiempos mayores durante toda la campaña."

Para lograrlo, trabajaron mes a mes por metas "volantes" en las reparaciones, lo que les permitió efectuar el ejercicio preparatorio de la zafra 30 días antes de la fecha fijada para la arrancada y contar, de hecho, con margen suficiente para la corrección y la afinación de todo el engranaje industrial.

"Al no contar con suficiente materia prima —señala el experimentado azucarero—, pusimos el empeño principal en crecer en eficiencia fabril, sacarle el máximo a la caña en el tándem, para lo cual se le modificaron las cuchillas, y buscar mayor aprovechamiento del rendimiento potencial de la gramínea."

EFICIENTE BRAZO DERECHO

Juan Enrique Salazar Almanza es otro de los imprescindibles en el Siboney. Con más de cuatro décadas en el sector azucarero, sus consejos, sugerencias o alertas son escuchados y tenidos en cuenta, para confirmar así el papel protagónico de la sala de control y análisis del ingenio, de la que es su jefe desde hace cuatro años.

"Si un director quiere alcanzar resultados —asegura—, tiene en ella un arma excelente a emplear. Como su nombre lo dice, es la que lleva el control del proceso productivo, hace los análisis correspondientes y da las orientaciones necesarias para la toma de decisiones debidamente colegiadas."

Confiesa, sin embargo, que el personal debe mejorar su preparación profesional, como ya lo hace el grupo técnico del área industrial, que apenas con dos años de experiencia ha contribuido a la disminución del tiempo perdido, mediante los diagnósticos preventivos y la revisión diaria del ingenio.

"Durante la pasada campaña —añade— fueron muy efectivos también los llamados semanales industriales, un sistema de trabajo que sirvió para evaluar, entre especialistas, los problemas puntuales de la fábrica y adoptar las medidas que de manera oportuna, sin dilaciones injustificadas, solucionarán las roturas o interrupciones."

VOLVERSE PARA LA CAÑA

La mayor debilidad de la Empresa Azucarera Siboney —reconoce Yolexis Guerra Gómez, su directora— está en la falta de caña, un asunto sumamente preocupante, si se tiene en cuenta que sus cinco unidades productoras exhiben hoy rendimientos que no rebasan las 17 toneladas por hectárea.

Aunque los estimados precontienda se cumplieron, fue necesario hacer una fuerte vinculación, a través del ferrocarril, con el norte de la provincia, desde la zona de la Empresa Brasil, en Esmeralda, a distancias que en algunos momentos rondaron los 100 kilómetros, lo que encareció los costos de producción.

"¿Pesimistas? Nada de eso. Lo que hay que hacer es trabajar y bien. Ya cumplimos el plan de siembra de caña de primavera, ascendente a 570 hectáreas, y en este minuto está toda salvada, no hay pérdidas. Tenemos el propósito de cerrar el año con unas 1 200 hectáreas sembradas y adecuadamente atendidas."

Entre proyectos, cálculos y estimados, Yolexis se prepara para su segunda zafra en la Empresa Siboney, segura de que, con el ejemplo personal y un sistema de trabajo a prueba de obstáculos e imprevistos, podrá mantener, e incluso, superar, los resultados hasta ahora alcanzados.

"El jefe tiene que estar en todas partes y a cualquier hora: en el ingenio, en los pelotones... Revisar cada detalle, cuestionar lo que sea cuestionable, buscar la veracidad de las cosas y, sobre todo, dejar siempre un ambiente favorable de trabajo en los colectivos por muy complejos que sean los problemas."

 

| Portada  | Nacionales | Internacionales | Cultura | Deportes | Cuba en el mundo |
| Comentarios | Opinión Gráfica | Ciencia y Tecnología | Consulta Médica | Cartas| Especiales |

SubirSubir