La Coletilla de Raúl

Como anillo a todos los dedos

Pastor Batista Valdés

LAS TUNAS.— La Coletilla escrita por el General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros publicada en nuestro diario el pasado viernes, viene tan a la medida para todo, y para todos, que no por casualidad ha generado un efecto de franca meditación, con la mesura, madurez y profundidad que requiere este crucial momento de la Revolución cubana.

Tras la ojeada que habitualmente le realiza cualquier lector al contenido de lo publicado, periodistas, fotógrafos, correctores, diseñadores, camarógrafos, directivos y otros trabajadores de la prensa hemos vuelto sobre el referido texto, para extraer las enseñanzas que corresponden al sector periodístico, asumir responsabilidades y proyectar mejor aún el rumbo.

Después de un amplio intercambio, en la mañana de este lunes el colectivo del Periódico 26 resumía los apuntes de Raúl como "una verdadera lección acerca del modo en que debemos trabajar" y "anillo al dedo de todas las manos", criterio al que se siguen sumando colegas de Radio Victoria, del canal territorial Tunas Visión y representantes de medios nacionales acreditados en la provincia.

Y es que, en efecto, Raúl está llamando una vez más a la necesidad —también impostergable— de ejercer un periodismo de investigación, escudriñar a todas las fuentes de información, no cejar hasta alcanzar la verdad, creer en la palabra pero concederles su justo valor a los hechos, ejercer el criterio, develar lo mal hecho, no flotar al compás de compromisos formales, consignas huecas o de la fanfarria con que algunos adornan realidades y arropan insuficiencias.

El llamado es, en fin, a defender la Revolución con las armas del oficio, la confianza que concede el pueblo y el respaldo de su más alta dirección política.

Tal vez pequeña en espacio, pero ¡cuidado!: "apta para el infinito", la Coletilla de Raúl nos dice a todos (más allá de los medios de comunicación) cuán grave e inaceptable es vivir del lamento o de la tendencia a justificar lo injustificable, mentir u ocultar la verdad. ¿Y acaso no es ese uno de los pilares en que sustenta su fuerza el concepto de Revolución expuesto por Fidel de modo tan conciso y a la vez abarcador?

Para constructores, inversionistas, empresarios, suministradores, ejecutores, cuadros administrativos y políticos, obreros, estudiantes, agricultores, amas de casa, jubilados y cubanos en general, la señal no puede ser más clara: cada quien a lo suyo, y a hacerlo bien.

No es este momento para cometer nuevos errores, y mucho menos para seguir ocultando y repitiendo los que tanto daño le han hecho a la obra no perfecta pero sí incomparablemente humana de 50 años, por el exceso de confianza, la insensibilidad, la inercia o la incapacidad de quienes estamos llamados a perpetuarla y a defenderla a cualquier precio, siempre.

 

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