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Mariana Grajales, la Madre de la Patria
Marta Rojas
marta.rr@granma.cip.cu
Mariana fue grande no solo porque gestara y pariera héroes, sino
también porque educó a sus hijos para que tomaran la senda que
condujera a la consecución de la libertad de Cuba, sojuzgada por el
colonialismo español, a la par de establecer, desde el hogar, un
ejemplo excepcional de conducta humana en un medio totalmente
hostil.
Por
eso y por más fue grande Mariana Grajales, la madre de los Maceo y
de la Patria.
Ella misma, además, consagró su vida a la lucha por la
independencia de Cuba a la que entregó, con amor de madre y orgullo
de patriota, a todos sus frutos y alentó a su esposo a seguirlos,
convirtiéndose de inmediato en una mambisa irreductible.
El 12 de julio de 1815 nació, en Santiago de Cuba, Mariana
Grajales Coello —hace 195 años—, hija de padres dominicanos: José
Grajales y Teresa Coello. Su nacimiento, en esa fecha aparece
inscrito en el libro de bautismo de la parroquia santiaguera de
Santo Tomás, ubicada en lo que es hoy parte del centro histórico de
la Ciudad Heroica.
En su condición de hija de una familia mulata libre, que incluso
no había sufrido la esclavitud, no hay ninguna duda que recibió
instrucción, hasta donde era posible en Cuba colonial para los
negros y mulatos libres aún con independencia económica. Mariana,
además, tuvo una educación ética en el seno de su familia, favorable
para transmitirla a su prole.
Según algunos especialistas, ella tuvo instrucción de lo que
entonces llamaban "las primeras letras", lo cual no hay que
desconocer si queremos tener una idea de su pensamiento y
comportamiento personal de sus hijos, como tampoco que sus padres
provenían de una isla donde ya no existía la esclavitud, liberada La
Española a partir de la revolución haitiana.
Sin embargo, conoció en Cuba las prisiones de cimarrones y
también la importancia libertaria de los palenques de Oriente. Se ha
escrito que cerca de Las Delicias, finca de la familia Maceo, ella
pudo conocer de una cosa y la otra.
Se casó muy joven con Fructuoso Regüeiferos y enviudó siete años
después del matrimonio, pero con él también procreó futuros soldados
de la independencia a los que ayudó a criar su segundo esposo,
Marcos Maceo, que conocía de las luchas libertarias de Suramérica,
en particular de Venezuela. Los crió a todos en igualdad de
condiciones con respecto a su propia prole. Su familia crecería
aceleradamente, como si el destino estuviera previendo que debía
estar lista —a tiempo—, para engrosar las filas de libertadores.
Mariana concibió con Marcos Maceo a Justo, a Antonio de la
Caridad; María Baldomera, José, Marcelino, Miguel, Julio, Dominga,
Rafael, Marcos y a María Dolores, todos soldados en el frente y
retaguardia tomando en cuenta a las hembras; más los tres
Regüeiferos Grajales: Felipe, Manuel y Fermín.
María Cabrales, la esposa de Antonio Maceo, sobrevivió a Mariana
y al Titán de Bronce, y es muy atendible asumir en la letra su
testimonio personal sobre Mariana Grajales, muy especialmente en
cuanto a su actitud de ofrenda de sus hijos a la Patria. Describió
María Cabrales en una carta, refiriéndose a Mariana: "a quien Dios
ha investido con el grado de general ( ...
) llama a su tropa que es su propia prole y ordena: Todos de
rodilla. Entrando en la habitación saca un crucifijo y levantándolo
en alto dice: Delante Cristo, que fue el primer hombre liberal que
vino al mundo, juremos liberar la Patria o morir por ella".
Por su parte, José Martí escribiría líneas impresionantes sobre
Mariana Grajales a quien conoció en Jamaica, ya anciana, pero con el
temple de siempre y buena memoria. Dijo: "¡Qué epopeya y misterio
hay en esta humilde mujer!".
La definiría más ampliamente en estas frases:
"¿Qué había en esta mujer, qué epopeya y misterio había en esa
humilde mujer, qué santidad y unción hubo en su seno de madre, qué
decoro y grandeza hubo en su sencilla vida, que cuando se escribe de
ella como de la raíz del alma con serenidad de hijo, y como de
entrañable efecto? Así queda en la historia, sonriendo al acabar su
vida, rodeada de los varones que pelearon por su país, criando a sus
nietos para que peleen."
Tuvo a bien el Apóstol de dejar escrita para la posteridad esa
semblanza de Mariana Grajales en el periódico Patria, para rendirle
homenaje, después de su muerte.
Todos los cubanos saben o deben saber que esa mujer estuvo en pie
de guerra durante diez años de encarnizada contienda, subiendo
escarpadas montañas, cruzando ríos y curando heridos, andando con
los pies sangrantes por la manigua. Y, sobre todo, o, además, que no
quería "llantos", sino respuestas al enemigo cuando un hijo de ella
o cualquiera otro cubano caía o era fusilado por el ejército
enemigo.
Se conoce muy bien que un día dijo al más pequeño de su prole, en
medio de circunstancias dramáticas que mucho le dolían como madre:
"¡Y tú, empínate porque ya es hora de que te vayas al campamento!".
Solo salió de Cuba esta Titana, obligada por las circunstancias
adversas generadas tras el Pacto del Zanjón. Su hijo Antonio,
seguramente al conocer que para la metrópoli española ella podría
ser considerada un "trofeo de guerra apreciable", preparó
meticulosamente el viaje de su madre hacia Jamaica, porque, además,
sabía que el ejército colonialista la tenía ubicada en Toa. Con sumo
cuidado en mayo de 1879 embarcaba Mariana Grajales a su exilio en
Jamaica acompañada por María Cabrales, en un barco de bandera
francesa. Llevaba como trofeo en el corazón la muerte de varios
hijos: de Justo por fusilamiento; la muerte de Julio en el combate
de San Miguel; la deportación en Chafarinas, de Rafael, donde
moriría tuberculoso y así hasta el primer golpe: la muerte,
igualmente en la guerra, de su esposo, Marcos Maceo.
Mas, su exilio en Jamaica no transitó por el homenaje a los
muertos inolvidables —hijos de la Patria todos—, sino como receptora
de los que serían las nuevas huestes mambisas, aunque ya ella no
pudiera participar en la contienda; eran los Pinos Nuevos
para Mariana. No encontraríamos mejor ejemplo de ello que su
recepción cariñosa de madre heroica a un hijo fundador, tributada a
José Martí en Kingston. |
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