Khatami, guía provisional encargado del sermón durante las plegarias de los viernes en Teherán, remarcó que el Estado persa adoptará medidas de severa respuesta y no renunciará a desarrollar el programa nuclear con fines pacíficos.

La reciente resolución de la ONU fue una pura injusticia en el caso de Irán. Si cada parte de la resolución que busca afectar al país se implementa, el régimen de la República Islámica responderá autoritariamente, puntualizó el ayatolah.

En su segundo viernes como oficiante del sermón ante miles de feligreses congregados en esta capital, el líder espiritual recordó que, además de la 1929, el Consejo de Seguridad de la ONU ha adoptado otras tres resoluciones contra Irán en muy escasos años.

Sin embargo, opinó en clara referencia a las potencias que integran ese órgano mundial, ustedes no han ganado nada, más allá de las resoluciones, porque la nación iraní no sucumbirá a presiones y tales sanciones no nos desanimarán.

Deploró igualmente que, aún cuando el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) establece que cada Estado miembro, incluido Irán, tiene derecho a enriquecer uranio, Teherán está ahora sometida a cuatro rondas de castigo por ignorar las exigencias ilegítimas de Occidente.

El pasado 9 de junio, la mencionada instancia de la ONU aprobó la resolución 1929, que avala acciones punitivas más severas contra el país persa debido a su negativa a renunciar a lo que considera su derecho legítimo de enriquecer uranio con propósitos civiles.

Al proseguir su discurso, Khatami aseguró que Irán, no obstante, convierte las amenazas y sanciones en oportunidad, ejemplo de lo cual es el progreso palpable de la nación en su conocimiento sobre la tecnología atómica pacífica en los últimos años.

Sobre las sanciones unilaterales adoptadas por Estados Unidos y la Unión Europea, el ayatolah dijo que sería penoso para los países europeos, que están decididos a permanecer independientes, ligar su destino al del decadente gobierno norteamericano.

Mencionó varias agresiones de Washington contra Teherán, como el congelamiento en 1980 de valores iraníes por 900 millones de dólares, el golpe promovido también en ese año, el complot y derribo de un avión civil por disparos del portaaviones Vincennes, en 1999.