Encrucijada y herencia en duelo finalista

“¿Con quién voy? Soy holandés, pero defiendo el fútbol que juega España. Quiero disfrutar esta final intensamente”, ex astro mundial Johan Cruyff.

HAROLD IGLESIAS

Si el más avezado "doctor" del balompié le aplicara una radiografía a la final que protagonizarán España y Holanda el domingo, no dudaría en catalogarla como una encrucijada.

El término resulta totalmente valedero, pues la historia arroja cuatro victorias y un empate para cada elenco, desde aquel 5 de septiembre de 1920, en los Juegos Olímpicos de Amberes, ocasión en que ganaron los españoles 3-1, con dos dianas de Félix Sesúmaga y otra de Rafael Moreno, "Pichichi".

Pero eso no lo es todo, pues en el estadio Soccer City, de Johannesburgo, ambos onces jugarán ligados a la historia de un vínculo estético.

La Oranje del pragmático Bert van Marwijk, capaz de hilvanar una cadena de 25 partidos invicta, renunció a la belleza del "fútbol total" y apuesta por la efectividad para sentenciar desafíos; en cambio La Furia Roja es considerada por muchos —hasta el propio Cruyff—, heredera de ese concepto de juego que encumbró a la "naranja mecánica" de 1974-1978, y que inspiró durante toda su vida el astro holandés.

Justamente ahí aflora otro punto de encuentro, amén de no adherirse a un mismo estilo, la inspiración de ambos recala en la influencia de la máxima figura del fútbol holandés en el Barcelona.

El exitoso conjunto catalán aporta siete jugadores a la selección española en Sudáfrica, seis de ellos fueron titulares ante Alemania en semifinales, sin contar a David Villa, fichado al Valencia, por el vigente campeón de la Liga española, para la próxima temporada.

En la armada ibérica son los jugadores "culés" quienes mueven los hilos de creación, amparados en las genialidades de Xavi Hernández y Andrés Iniesta.

Sergio Busquets se convirtió en el cerrojo defensivo en la línea medular, y Carles Puyol y Gerard Piqué conforman la pareja de centrales. El Barcelona es la columna vertebral de la primera selección española que logró meterse en una final mundialista.

Y allí Johan Cruyff dejó su impronta, como jugador y técnico. Fue artífice del "Dream Team", conjunto dominante del fútbol español durante comienzos de los noventa del pasado siglo y que ganó la primera Copa de Europa para el Barcelona.

Nació entonces una filosofía de juego que hoy es casi irrenunciable para los azulgrana y también para esta selección.

Claro que al decir de Josep Guardiola, actual DT del Barcelona y producto de aquel equipo soñado, la fisonomía de España es mucho más que un club, ceñido al lema de los catalanes.

Desde hace ya algún tiempo los valores que defienden los españoles son los mismos que defiende el Barcelona: posesión de la pelota, protagonismo y compromiso con el fútbol ofensivo. Los mismos que después de Cruyff defendieron también en el Camp Nou entrenadores holandeses como Louis van Gaal y Frank Rijkaard.

Cultura en la que se formaron los hombres de hoy, capaces de convertir a su plantel en una letal combinación de belleza y éxito.

Pero ojo, desde el amistoso celebrado en Sevilla, el 16 de febrero de 1983, los españoles no saborean el triunfo ante los tulipanes.

Quiso la historia que el primer duelo mundialista entre el actual rey del balompié en el Viejo Continente y los Naranjas, sea rumbo a la gloria.

Dos onces que no han acariciado la Copa, el heredero de la belleza cara a cara con el equipo en el que comenzó todo.

 

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