Hace 50 años Cuba decidió vivir:
Sin cuota, pero sin amo (II y final)
Nos quitaron la cuota de azúcar y les quitamos
los centrales
EUGENIO SUÁREZ PÉREZ
El
primer día de julio se conoció que la Cámara de Representantes de
Estados Unidos ratificó la Ley del Azúcar, y, tal como se esperaba,
el Congreso norteamericano, entre maniobras y amenazas del
presidente Eisenhower, aprobó la ley que le daba poderes para
reducir la cuota azucarera cubana.
La respuesta del Gobierno Revolucionario no se hizo esperar.
El Consejo de Ministros reunido en sesión extraordinaria el 5 de
julio de 1960 aprobó la Ley de Nacionalización No. 851, la cual,
luego de varios POR CUANTO, resuelve:
ARTÍCULO 1.—Se autoriza al Presidente de la República y al
Primer Ministro para que dispongan, conjuntamente, mediante
resoluciones, cuando lo consideren conveniente a la defensa de
interés nacional, la nacionalización, por vía de expropiación
forzosa, de los bienes o empresas propiedad de personas naturales o
jurídicas nacionales de los Estados Unidos de Norteamérica o de las
empresas en que tengan interés o participación dichas personas,
aunque las mismas estén constituidas con arreglo a las leyes
cubanas.
Al día siguiente, el 6 de julio, el mandatario norteamericano
firma la rebaja de la cuota azucarera cubana para ese año 1960 en
700 000 toneladas cortas. Esta agresión a la economía cubana, la
"Ley Puñal", se unía a la primera zancadilla del petróleo.
Apenas transcurridas 72 horas, el 9 de julio, el Primer Ministro
de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, Nikita S.
Jrushchov, comunicó a Fidel la disposición de su país para adquirir
adicionalmente, las 700 000 toneladas de azúcar que los Estados
Unidos no comprarían a Cuba.
Pero, aún faltaba la segunda respuesta cubana a la Ley Puñal.
SEGUNDA RESPUESTA CUBANA A LA LEY PUÑAL
Tras la supresión de la cuota azucarera, el pueblo esperaba
la réplica revolucionaria a la Ley Puñal. El 3 de agosto de
1960, el Comandante Raúl Castro al hacer uso de la palabra en un
acto sindical se refirió al estado de salud del Comandante en
Jefe. Por esos días Fidel convalecía de una dolencia. Luego de
informar de su rápida recuperación, Raúl afirmó que la mejor
respuesta a los que difunden "bolas" sobre su salud, la daría el
propio Fidel:
Es decir que, muy pronto, van esos mismos detractores, la prensa
internacional cínica y esos "boleros" del patio, ellos mismos, van a
probar la fortaleza de Fidel. Es decir, que sigan viendo todos los
días la Gaceta Oficial y tengan al médico al lado. [1]
Dos días más tarde, el 5 de agosto, el comandante Raúl Castro
vuelve a la televisión, esta vez para informar los resultados de
su reciente visita a Checoslovaquia, la Unión Soviética y
Egipto. La primera pregunta del panel, fue acerca del estado de
salud de Fidel. Raúl respondió que aunque no se encontraba del
todo restablecido, muy pronto los enemigos tendrían prueba de su
fortaleza:
Yo hice una advertencia hace dos días en el teatro de la CTC y
eso lo van a poder comprobar los enemigos de la Revolución, por
ejemplo, mañana mismo cuando comparezca en el acto de clausura del
Congreso de las Juventudes Latinoamericanas. Es decir, que yo que no
soy médico me remito a él cuando se presente mañana a hablar en ese
acto, haciendo naturalmente un esfuerzo, porque va a ir a hablar y
de su fortaleza después que hable podrán calcular los enemigos de la
Revolución. Comprenderán por su punch que vamos a tener Fidel
para rato. [2]
Al siguiente día, 6 de agosto, el Comandante en Jefe clausura
el Primer Congreso Latinoamericano de Juventudes, que había
comenzado el 28 de julio. Una movilización de pocas horas
desbordó el Estadio del Cerro, hoy Latinoamericano. Fidel
comenzó su intervención —publicada en el periódico Revolución
el 8 de agosto— describiendo la situación de América Latina.
Mientras analizaba las ideas que hicieron posible el triunfo de
la Revolución cubana, se produjo un momento muy dramático: el
Comandante en Jefe pierde momentáneamente la voz. El pueblo
presente coreaba: "¡Que se cuide, que se cuide!, ¡que descanse,
que descanse!". Al tiempo que Fidel insistía:
Yo recobro la voz, yo la recobro (EXCLAMACIONES DE: "¡Que
descanse!")..., sí, no me hagan ruido, déjenme a mí, yo recobro
mi voz; ¡vamos, colaboren conmigo y no me hagan ruido!..., sí
(CONTINÚAN LAS EXCLAMACIONES DE: "¡Que descanse!" Y COREAN:
"¡Raúl, Raúl, Raúl!").
Locutor- Fidel quiere seguir hablando. Fidel no quiere
irse porque se encuentra fuerte, solo con un poco de afonía.
Comandante Raúl Castro.- Queridos compañeros:
No es una simple casualidad que esto suceda en momentos que
han de ser históricos para Cuba y para la América nuestra, ¡que
es la verdadera!, no es ni cosa del destino, ni cuestiones de
malos augurios; eso es, simplemente, un ligero revés sin
importancia, porque se ha ido una voz por un momento; ¡pero ahí
está él y estará! (APLAUSOS PROLONGADOS Y EXCLAMACIONES DE:
"¡Fidel!")
En muchos años no habíamos visto, o no había visto temblar mi
mano como tiembla de emoción en estos momentos. Esto que
acabamos de ver, y que por un fugaz instante fue el deleite de
los enemigos de nuestros pueblos, no es nada, porque eso no es
más que la consecuencia de una vida joven, dinámica y honrada,
dedicada al bien de su pueblo. Y esto, que no ha sido nada,
porque ahí está él, que es lo que importa; más esto otro que
tengo en la mano (MUESTRA UN DOCUMENTO) (APLAUSOS Y
EXCLAMACIONES DE: "¡Fidel, Fidel, Fidel!"), pudo haberse
evitado, si el querido y admirado compañero Fidel hubiese
dedicado algún tiempo a cuidar su persona (APLAUSOS Y
EXCLAMACIONES DE: "¡Que se cuide, que se cuide!").
Y en estos momentos, sufre él y sufrimos nosotros, porque los
magníficos pronunciamientos que hacía al informar al pueblo y a
nuestra América de los frutos que hemos conquistado, ¡es una
gloria que solo le cabía a él! Por lo tanto, no vamos a ser
extensos, ni a mantener por mucho más tiempo vuestro desesperado
interés en conocer el objetivo de esta reunión; [¼
]
Leeremos estas leyes revolucionarias, que es lo que hay aquí
hoy. Y juremos que cuando esté aquí restablecido, para cuando él
pueda dirigirse nuevamente a su pueblo, como siempre lo ha
hecho, y haga la magnífica y brillante, además de histórica y
profunda exposición, no de Cuba —porque hoy aquí no hablará
Cuba—, sino de toda nuestra América Latina.
Y para eso, juremos, hermanos cubanos, prepararle la
concentración más grande que jamás nuestra Patria haya visto.
De inmediato Raúl inicia la lectura de los POR CUANTO
de la Ley No. 851, aprobada el 6 de junio pasado, que autorizaba
al Primer Ministro y al Presidente de la República, cuando lo
consideraran conveniente a la defensa del interés nacional, la
nacionalización; por vía de expropiación forzosa de los bienes o
empresas, propiedad de personas naturales o jurídicas nacional
de los Estados Unidos de Norteamérica, y antes de terminar con
los POR CUANTO dice:
Una mala noticia para el imperialismo yanki; porque puede ser que
se le vuelva a ir, pero le está volviendo la voz a Fidel. Vamos a
hacer un pequeño esfuercito, él y nosotros; él hablando bajito, y
ustedes haciendo silencio, dentro de cinco minutos solamente.
Mientras, vamos a cantar el Himno, dirigido por Almeida.
Se entonan las notas del Himno Nacional, e inmediatamente
después Fidel se incorporó a los micrófonos y dio lectura a la
nueva Ley, y cuando terminó los POR CUANTO,
emocionadamente exclamó RESOLVEMOS:
"PRIMERO: Se dispone la nacionalización, mediante la expropiación
forzosa, y por consiguiente se adjudican a favor del Estado cubano,
en pleno dominio, todos los bienes y empresas ubicados en el
territorio nacional, y los derechos y acciones de emergentes de la
explotación de esos bienes y empresas, que son propiedad de las
personas jurídicas nacionales de los Estados Unidos de Norteamérica,
u operadoras empresas en que tienen intereses predominantes
nacionales de dicho país, que a continuación se relacionan.
Y empieza a nombrarlas una por una. El pueblo entusiasmado
aprueba con sus exclamaciones. Después de mencionar las primeras
empresas, ante cada mención, espontáneamente el pueblo respondía al
unísono: "Se llamaba".
Al final, el jefe de la Revolución expresó:
Es decir que quedan nacionalizadas todas las empresas de la
compañía eléctrica, todas las empresas de la compañía de teléfonos,
todos los bienes, por supuesto, y empresas de la Texaco y de la Esso
(EXCLAMACIONES DE: "¡Se llamaba!"), la Sinclair (EXCLAMACIONES DE:
"¡Se llamaba!") y, además, los 36 centrales azucareros que tenía
Estados Unidos en Cuba.
Luego consulta al pueblo si está de acuerdo o no con la Ley que
acaba de dar a conocer, y pide que levanten la mano los que
suscriban esta determinación del Gobierno Revolucionario. El pueblo
en pleno levantó los brazos y estuvo dando exclamaciones por espacio
de 15 minutos.
Así fue la respuesta del Gobierno Revolucionario y su pueblo a la
Ley Puñal que el gobierno de Estados Unidos quiso clavar en la
economía cubana.
Esa histórica noche, mientras Fidel hablaba, Nicolás Guillén, el
Poeta Nacional, inspirado en sus palabras, escribió el poema Se
acabó. El periódico Hoy, del 9 de agosto de 1960, lo publicó,
cuya primera estrofa dice:
Te lo prometió Martí, / y Fidel te lo cumplió. / Ay, Cuba, ya se
acabó, / se acabó por siempre aquí, / se acabó, / ay, Cuba, que sí,
que sí, se acabó, / el cuero de manatí / con que el yanqui te pegó.
/ Se acabó. / Te lo prometió Martí, / y Fidel te lo cumplió. / Se
acabó.
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[1] Hoy, 5 de agosto de 1960, p. 4.
[2] Revolución, 6 de agosto de 1960, p. 1 y 2. |