Hace 50 años Cuba decidió vivir:
Sin cuota, pero sin amo (I)
Nos quitaron la cuota de azúcar y les quitamos
los centrales
EUGENIO
SUÁREZ PÉREZ
Cuando
la Revolución triunfa en enero de 1959, cuba era un país económica y
socialmente depauperado. La decisión fue cambiar el estado de las
cosas, cuestión que implicó afectar no solo a los intereses
explotadores nacionales sino poner fin al sistema neocolonial
impuesto en Cuba por el imperialismo yanki.
Pero esto trajo nuevas adversidades. Desde los primeros momentos,
el gobierno de Estados Unidos hizo todo lo posible por impedir el
avance económico y social de Cuba, y por ahogar la Revolución. Con
la firma de la Ley de Reforma Agraria, en mayo de 1959, creció la
ira imperialista contra el Gobierno Revolucionario. A partir de
1960, se intensifican las agresiones, correspondiendo con el
Programa de acción encubierta contra el régimen de Castro,
aprobado por el presidente norteamericano Eisenhower, el 17 de marzo
de ese año. El propósito de dicho Programa, según consta en el
documento, era provocar la sustitución del Gobierno Revolucionario
cubano por otro que respondiera a los intereses de Estados Unidos.
Veinte días más tarde, el 6 de abril, en una reunión encabezada
por el propio Eisenhower, el entonces subsecretario de Estado
adjunto para los Asuntos Interamericanos, Lester Dewitrt Mallory,
expresó:
"El único medio previsible que tenemos hoy para enajenar el apoyo
interno a la Revolución, es a través del desencanto y el desaliento,
basados en la insatisfacción y las dificultades económicas [...]
Debe utilizarse prontamente cualquier medio concebible para
debilitar la vida económica de Cuba [...] a fin de causar hambre,
desesperación y el derrocamiento del gobierno".1
Uno de esos "medios concebibles" fue la negación de las empresas
petroleras norteamericanas de refinar el petróleo soviético, que
obligó al Gobierno cubano a intervenirlas a finales de junio de
1960. Y otro fue la supresión de la cuota azucarera cubana en el
mercado norteamericano.
La importación de azúcar a Estados Unidos estaba regulada por una
cuota que se otorgaba a los países exportadores beneficiarios bajo
la Ley Azucarera estadounidense, que garantizaba al suministrador
extranjero la venta de su azúcar al precio del mercado interno
americano, más alto que el del mercado mundial.
La economía cubana se había basado en la producción de azúcar de
caña, en grado tal que la frase "Sin azúcar no hay país" era
considerada un verdadero axioma. Por ello, en su guerra económica, a
los gobernantes yankis y a sus estrategas les pareció lógico pensar
que la supresión de la cuota azucarera provocaría una debacle en la
economía de la pequeña nación.
La noche del viernes 27 de mayo de 1960, Fidel condenó las más
recientes amenazas yankis y calificó como un puñal la nueva ley que
pretendía suprimir la cuota azucarera. El primer mensaje del
Comandante en Jefe para los cubanos fue pedirles que no se
preocuparan; pues, ya no vivíamos aquellos tiempos en los que,
cuando los americanos tomaban una medida contra Cuba, los políticos
de aquí temblaban.
Ellos no nos asustan. [...] si de alguna cosa se puede estar
absolutamente seguro, y debieran de estarlo sin temor a equivocarse
los enemigos de la Revolución Cubana es que la Revolución Cubana es
una realidad incontrastable, es invencible.
Asimismo, Fidel afirmó que por cada maniobra, golpecito,
puñalada, zancadilla u obstáculos que los contrarrevolucionarios
inventasen, la Revolución inventaría diez cosas más revolucionarias.
LA LEY PUÑAL
Pocos días después, el 1ro. de junio de 1960, la Comisión de
Agricultura de la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó
la extensión por un año de la Ley Azucarera vigente y negó al
presidente Eisenhower autoridad para reducir la cuota cubana. Muchas
fueron las divergencias y hubo una fuerte oposición encabezada por
quienes abogaban por que se le diera autoridad al presidente
norteamericano para reducir la cuota de cualquier nación.
La presión del poder ejecutivo sobre el Congreso de los Estados
Unidos para obtener una ley que permitiera aplicar sanciones
económicas contra Cuba, obligó a retirar el proyecto de la Comisión
de Agricultura.
El gobierno de Eisenhower deseaba el poder para decretar la
rebaja de la cuota cubana. Sin embargo, no contaba con que entre las
medidas de Cuba para enfrentar esta agresión estaría el reajuste de
la cuota de los centrales azucareros propiedad de norteamericanos.
Así ellos serían los primeros en recibir el peso de la rebaja de la
cuota.
El 24 de junio, Fidel advirtió que el Gobierno Revolucionario
respondería a cada agresión y expresó:
Cambiaremos cuota por inversión. Nosotros estamos esperando que
terminen la ley norteamericana sobre el azúcar para hacer nosotros
nuestra ley cubana sobre las inversiones norteamericanas,
otorgándole al Gobierno, pues, las mismas facultades que el Congreso
le otorga al Presidente de los Estados Unidos.2
Tres días después, el 27 de junio de 1960, en Estados Unidos se
reunió un grupo integrado por representantes de la Casa Blanca, de
la Central de Inteligencia y de los Departamentos de Estado, del
Tesoro, de la Agricultura y de Defensa para tratar cuestiones
relacionadas con el Programa de Presiones Económicas contra
Castro. La cúpula del poder debatió sus ideas, algunas de ellas
relacionadas con la Ley Azucarera:
"El problema fundamental es si el gobierno de los Estados Unidos
está preparado para imponer todas las medidas económicas en su poder
para presionar al régimen de Castro".
"Sería un gran error a menos que el gobierno norteamericano
tuviera preparado para llevar esto hasta el final. Castro pensaría
que a una o dos medidas severas sin dudas le seguirían otras, y
suponiendo que Castro sea un hombre inteligente, cosa que debemos
suponer, encontrará formas para solucionar el problema ocasionado
por nuestras acciones".
"La reducción de 500 000 toneladas de la cuota azucarera
significaba que no iba a haber azúcar ese año para los Estados
Unidos".
"Debíamos estar preparados para la intervención de las compañías
petroleras y probablemente poco después intervenir las compañías de
electricidad y teléfono".
"Lograr que la oposición cubana comenzara a desempeñar un papel
más activo alrededor del hemisferio con el fin de que esta actitud
contra Castro no se polarizara sólo en los Estados Unidos".
"El gobierno de los Estados Unidos debía evitar a toda costa que
se le encasillara en el papel de agresor contra Cuba, que si esto
pasaba, pondría de nuevo la política de los Estados Unidos de
espalda a la política hacia América Latina y afectaría a nuestras
inversiones en Venezuela y en otras partes del hemisferio".
"El Departamento había trabajado durante más de un año para
propinar a Castro un knock out y que lamentaría mucho si en
ese momento teníamos que irnos en estampida".
"El tiempo le pertenecía por entero a Castro".
"En breve tendríamos una legislación necesaria para tomar medidas
en relación con el azúcar, luego tal vez otras medidas en relación
con las tarifas y acuerdos bilaterales y luego ¿estaríamos
preparados para llegar hasta el final?".3
El 28 de junio se conoció de la aprobación del proyecto de ley
Azucarera por la Comisión de Agricultura de la Cámara de
Representantes que dejaba a Cuba sin cuota azucarera. Era
prácticamente la declaración de guerra económica.
Pocas horas más tarde, en una concentración popular en Artemisa,
Fidel reiteró la actitud de la Revolución y su pueblo ante la
agresión:
[...] en ese intento de irnos quitando la cuota libra por libra,
les iremos quitando central por central, y les iremos quitando
centavo a centavo hasta la última inversión de norteamericanos en
Cuba. Nos quitarán las cuotas, ¡pero no nos podrán arrebatar la
república!; nos quitarán las cuotas, ¡pero no podrán jamás ponernos
de rodillas!; [...]4
Y concluyó sus palabras expresando:
Martí dijo en aquellos versos: "Yo quiero cuando me muera, sin
patria pero sin amo..." (DEL PÚBLICO LE DICEN A CORO:
"tener en mi tumba un ramo de flores y una bandera".) Y nosotros
podemos decir: ¡Sin cuota, pero sin amo; sin americanos, pero con
patria! 5
1 Tomado de
Andrés Zaldívar Diéguez: Bloqueo: el asedio económico más prolongado
de la historia, Editorial Capitán San Luis, 2004, p. 253.
2 Obra Revolucionaria No. 12, Imprenta Nacional de Cuba, junio
25 de 1960, pp. 13-14.
3 Tomado de Tomás Diez Acosta: La guerra encubierta contra
Cuba, Editora Política, 2006, pp.18-27.
4 Revolución, 29 de junio
de 1960, p. 15.
5 Revolución, 29 de junio de
1960, pp. 15 y 18. |